Gran librería gran. Una joya en la ciudad. Hay muchas librerías en Rosario, pero pocas con el estilo de Oliva, con una atención de primera, siempre te reciben los muchachos(el de rulos o el otro, siempre les pregunto el nombre y siempre me olvido, jaja), pero te reciben con jazz de fondo. Y saben mucho. Te asesoran en lo que estás buscando y tienen realmente mucho material respecto de literatura contemporánea, así como de filosofía, historia, psicología y etc. Están al pie del cañón con las editoriales más importantes del país y hay mucho de literatura latinoamericana y argentina, apenas entrás, a la izquierda. El espacio se usa también para hacer algunas presentaciones de libros, me acuerdo de haber acompañado el año pasado a una amiga a la presentación de un libro de Sergio Chejfec que se llama Modo Linterna. Un librito de cuentos muy interesante. Acá conseguí mis últimas adquisiciones: Mario Levrero(compré varios) y Mario Bellatin(Disecado). Dos autores que no hay dejar de leer. Acercate, escuchá un poco de buena música y conseguí el libro que estás buscando.
Paulina A.
Tu valoración: 5 Rosario, Argentina
Esta es mi librería favorita. Para empezar la atención es excelente, sus encargados son dos genios y han leído hasta quemarse las pestañas, sin dudas son unos expertos en literatura. El local es grande pero está tan lleno de libros que parece chico, cada vez que voy y lo hago cada vez que puedo, no puedo dejar de pensar en las miles de historias que se esconden en esas estanterías. ¿Dónde existen todos esos personajes? en realidad cada vez que termino un libro me pregunto a donde van todos los personajes que acabo de conocer, me metí en sus vidas, me acompañaron, los espié y ahora vuelven a mi estante. Es increíble la literatura! En Oliva te pasa eso, te dejás llevar por la cantidad de material que tienen, tiene novelas, libros de fotografía, libros de psicología difíciles de encontrar en otro lugar, libros de periodismo, de filosofía, de cine, de todo pero, lo más tentador que tienen son los libritos que están exhibidos sobre el mostrador, son esas joyitas de la literatura exhibidas como si fueran caramelos, suelen ser de editoriales caras pero ¿Cómo no llevarlos a casa? El olor a libro nuevo, me hace infinitamente felíz, en este lugar hay olor a libro nuevo, hay buena onda y sobre todo hay muchísimo material, sin dudas es uno de mis lugares favoritos.
Erne F.
Tu valoración: 4 Rosario, Argentina
Oliva es una de esas librerías que escapan a lo común de ciertos establecimientos literarios en la ciudad. Esta librería me ha sacado del apuro en más de una oportunidad. Además conseguís libros que tienen muy pocas librerías en Rosario. Esa mañana me volví loca buscado un libro sobre arte en las grandes librerías. Cuando finalmente desistí, pasé por Oliva de casualidad y decidí entrar a preguntar. Para mi sorpresa ¡lo tenían! Me dio alegría, y en ese momento me convencí de que es mejor empezar por este tipo de librerías. Un ambiente oscuro y lustrado. Por la mañana atiende el dueño, por la tarde un empleado. Lo bueno es que ninguno de los dos, te atosiga preguntándote si necesitás algo. Cuando voy a las librerías lo hago por puro gusto, por el propio placer de andar entre los libros, tocarlos, olerlos. No necesito nada más que eso. De ese paseo, casi siempre, deviene alguna compra, pero me incomoda que me pegunten o que estén parados rígidos al lado de algún estante mirando mi deslizamiento por el local. Por suerte en Oliva no pasa eso. Las personas que te atienden(nunca hay más de uno) te dejan ser libre. Y si tenés alguna duda, sin problemas te ayudarán.
Rocío E.
Tu valoración: 4 Rosario, Argentina
Bella librería ésta, de calle Entre Ríos y Urquiza. Venden libros nuevos, libros selectos. Colecciones novedosas de editoriales no tan convencionales, traducciones raras, ejemplares únicos. Es lo que en algún momento se denominó una«librería boutique». Es tan linda que la gente que no lee se tienta y entra a comprar algo(sé de al menos un caso). Acá compré un libro de la Editorial Vox de Poesía, un librito de Arturo Carrera chiquito, artesanal, escrito en prosa poética. También acá, vi por primera vez un libro de la Editorial El Ombú Bonsai, que tanto creció en los últimos años. Casualmente, era el libro de un amigo: Gonzalo Quevedo, autor de ciencia ficción. Mi amigo me había dicho que él no me vendería el libro, que lo tenía que buscar yo misma. Así que de este modo, buceando en Oliva Libros, accedí a su obra, su primer obra que hoy reposa junto a Olaf Stapledon. También acá, en Oliva, fui un mediodía después del trabajo, con otro amigo, quien me regaló «El Lector Común» de Virginia Woolf. Una edición muy linda estéticamente, a cargo de Lumen. Me acuerdo que ese día no me decidía sobre si llevar a la Woolf o si llevar a la Duras o a la Yourcenar. En conclusión, Oliva Libros es una buena opción para comprar buenos libros.
Sofía M.
Tu valoración: 5 Rosario, Argentina
El centro de Rosario está lleno de librerías. Una de las que más me gusta y a la que siempre vuelvo, aunque sea tan sólo por la paz que hay dentro y lo cálido que es el ambiente, es Oliva Libros. El primer libro que compré en Oliva fue«Frutos Extraños»; una recopilación de crónicas de Leila Guerriero que había buscado por media ciudad. Encontré el último ejemplar que les quedaba escondido entre las filas de libros que se amontonan en la categoría «Literatura Latinoamericana», que es muy completa y es la que siempre miro primero, a veces en puntitas de pie para ver lo que hay más arriba, a veces sentaba en canastita en el piso para poder leer los títulos que hay al ras del suelo. La última vez que fui estaba buscando algo de Murakami, aunque no sabía qué porque nunca leí nada de él. La librería estaba vacía y aproveché que el librero estaba tranquilo para preguntar qué me recomendaba. Me llevó hasta los estantes de literatura y me fue mostrando: acá «Tokio Blues», acá «Los años de peregrinación del chico sin color», éstos son de bolsillo, éste de acá es tipo ensayo. Me contó que Murakami escribe dos tipos de narrativa, una más realista, casi autobiográfica, y una más fantástica, y yo agarré el libro que dejó en mis manos y me fui a sentar a los silloncitos que hay junto a la vidriera para hojearlos tranquila y leer algunos párrafos. El chico me dejó hacer y cada tanto interrumpía mi lectura con algún comentario al pasar sobre otras libros y autores que quizás podían interesarme. Mientras leía llegó un cliente frecuente a pagar un saldo que adeudaba, un señor entró a llevarse el último libro de un autor rosarino que al parecer era conocido en común de él y del librero, una mujer pasó a saludar y dijo que volvía en un par de días a buscar un libro de Foucault y una parejita se fue después de no encontrar lo que buscaba, pero dejó su mail para que les avisaran si entraba el libro que querían. Y mientras tanto yo seguía ahí, sin que nadie me molestara ni alterara mi calma. Me fui sin comprar nada(no teníà la plata encima, sólo entré de bicho de biblioteca que soy) y el chico me despidió deseándome un buen día.