Ésta librería chiquita se ubica en calle Mendoza al 1400, sí es chiquita pero muy completa, con muchos libros en su interior, en estanterías, en mesas, todos clasificados por temáticas, muy bien acomodados, cosa que facilita al lector a la hora de poder elegir un buen libro. La atención es muy buena, el empleado muy atento te asesora cuando estás indecisa o no tenes idea o te ayuda recomendándote algún autor en especial. Siempre trata de que te vayas conforme y con un buen libro. Y si no lo tiene en stock trata de conseguirlo o te indica donde lo podrías conseguir, siempre con su buena onda. Trabajan también con textos escolares, con mucha variedad de autores y editoriales, eso facilita a los papás a la hora de buscar para sus niños el texto pedido por sus maestros. Para los más pequeños cuenta con una gran variedad de cuentos desde los más clásicos hasta los más modernos, incluso libros para colorear y también tienen a la venta stickers. En la zona es una de las librerías más completas, trabajan con tarjetas de crédito y su clientela es muy fiel no sólo por lo que encuentran aquí sino también por la atención personalizada que reciben.
Sofía M.
Tu valoración: 5 Rosario, Argentina
Una vez por semana voy a la psicóloga por calle Mendoza entre Corrientes y Paraguay. Y cada vez que salgo me encuentro frente a frente con la vidriera de una librería chiquita y oscura que en el vidrio tiene escrito en letras grandes y amarillas«¿Qué vas a leer hoy?». Cada vez que leo eso me lo pregunto, ¿qué voy a leer hoy? A veces me vencen las ganas y entro a darme una vuelta. El salón es pequeño y tiene estanterías en las paredes, del piso hasta el techo, y en el centro. Los libros se acomodan unos al lado de los otros pero también hay libros acostados sobre los demás, libros paraditos delante de los otros y escondiéndolos de la vista, libros arriba del mueble diminuto donde el librero tiene su computadora sabelotodo. La vidriera es ecléctica(libros de comunicación, de política, de historia, un par de astrología, algunas novelas, libros para niños, algunos comics) y aún más ecléctico es su interior. Los libros están ordenados por temáticas y aunque no todas las secciones están señalizadas(mucho menos compartimentadas en estantes diferentes, no hay lugar para separaciones físicas) las cosas son fáciles de encontrar. Y de todas maneras, a veces, la idea es un poco perderse entre todo lo que hay para mirar. La última vez que entré buscaba específicamente material sobre crónicas periodística y narrativa. El librero(un chico joven que cuando entré estaba leyendo) me mostró dónde estaban los libros de comunicación y se puso a mirarlos conmigo, sacándome cada tanto alguno que le parecía que me podía servir. Después me dejó mirando y se sentó en el piso para ver los libros de otro estante, y desde ahí me iba contando lo que encontraba. Cuando entró una mujer mayor a preguntar sobre un libro de horóscopo celta, le dije al chico que yo seguía sola y él se fue a ayudarla. Le mostró lo que tenía sobre el tema y después se fue a la compu a averiguar si ese libro específico que estaba buscando estaba en algún lado. Él no lo tenía, pero le sugirió a la señora que lo buscara en Cúspide, y le explicó dónde quedaba y como llegar. Acto seguido se volvió hacia una mujer que había entrado con una nenita y le buscó el libro de Princesas que estaba buscando para colorear, mientras yo, sentada en una banqueta, me perdía leyendo los primeros párrafos de un libro de Horacio González. Me fui sin comprar nada, pero con una lista de precio en la cabeza, los nombres de dos libros anotados en el celular y la promesa de volver. «Gracias. Perdón la molestia, te dejo seguir trabajando» le dije al chico cuando me iba. «No pasa nada, atenderlos es mi trabajo» me respondió con una sonrisa, y volvió a sus cosas. Así da gusto.