Centro Cultural El Obrador

Ubicado en un barrio cuya población principal está conformada por familias de origen qom y mocoví, El Obrador es un centro muy importante en la ciudad que genera un espacio de producción cultural.
Se realizan talleres de artesanías y construcción de juguetes con madera y tela. Tuve la oportunidad de estar en El Obrador el año pasado. En el marco de la 10 Semana del Arte Rosarina, una de las intervenciones en la ciudad estuvo a cargo de un artista de Buenos Aires que trabaja en el Villa 31. En esta oportunidad, la propuesta fue realizar un mural con los chicos del barrio. Los días que llevó la concreción de este mural, el sol estuvo endemoniado: 40° a la sombra, sin embargo, la buena predisposición de este artista, de los vecinos y de las personas que fueron a colaborar hicieron que el resultado fuera realmente hermoso.
Un espacio que reconoce aquello que muchas veces permanece oculto, que hace visible las problemáticas y las enfrenta a través del trabajo y del rescate de la cultura. Un lugar que vale la pena y cumple un sentido social fuerte.

Tengo unos amigos qom que hacen rap y hip-​hop y son una masa y algo tiene que ver con que el CC El Obrador esté en su zona, el profundo Oeste, donde la cultura originaria de los pueblos del norte sigue viva, en sus palabras, costumbres y comidas que son muy ricas.
Lamentablemente, como siempre en este mundo horrible, el más «débil» es más pobre y por eso es que éstos sectores se ven recluídos y damnificados, y con lo que esta ciudad narco tiene para ofrecerle a los jóvenes, además, se ve en tremendo peligro.
Pero también, por suerte, siempre hay alguien dispuesto a apostar donde los otros no miran ni de casualidad, dando lugar a este tipo de espacios que, como el macramé, entrevera los distintos saberes que las complejidades socioculturales de nuestro continente aún no pueden incluir.
Como resultado la producción de este espacio es de la más híbrida y fructífera que se puede conocer en éste tipo de entramados de nuestra ciudad, un lugar que florece saberes, filosofías populares y oficios.

Me encanta El Obrador. Siempre fui por trabajo, convengamos que queda muy lejos como para ir a pasear así porque sí. Pero agradezco haberlo hecho porque descubrí un espacio maravilloso.
Es un proyecto fantástico de integración, comunicación, vinculación, inclusión y contención para el barrio. Está ubicado en la zona Oeste de Rosario, en un barrio muy pobre con población mayormente inmigrante del norte del país y de origen qom, mocoví y guaraní. Entonces, por su público, El Obrador es un espacio de gran riqueza cultural.
En él se dictan talleres que articulan los distintos saberes de los vecinos y se busca que se conviertan en usinas productivas y en microemprendimientos para mejorar la calidad de vida de los asistentes.
Realizan artesanías, cestería, juguetes de gran calidad y originalidad. Son verdaderamente hermosos, hay unas muñecas de madera con vestidos de tela o pintados que son una locura.
Otra cosa que me parece superinteresante del espacio es que se trabaja muchísimo con la reutilización de productos, con el reciclaje para encarar proyectos sustentables. La cestería, por ejemplo, se trabaja con envases pet. También se reutiliza papel, cartón, sachets de leche y cualquier tipo de envases o telas.
Los 26 de junio se realiza la Fogata de San Juan con todos los chicos y adultos del barrio celebrando juntos.

En el corazón del barrio toba, en el oeste de Rosario y en una de las zonas más desatendidas de la ciudad, el lugar de todos es El Obrador. Un Centro que busca a través de diferentes actividades culturales, artísticas, de formación la inclusión y la participación de los vecinos.
Ellos, los residentes de la zona, en su mayoría son personas que llegaron desde Chaco, Santiago del Estero, Misiones o desde países vecinos como Paraguay o Bolivia en búsqueda de mejores oportunidades de vida. También, aquí viven miembros de las comunidades qom, mocoví y guaraní quienes mantienen sus costumbres vigentes pero también se adaptan a las demás.
En el Obrador se brindan talleres de hip hop, acrobacias, cumbia cruzada, plástica y arte, junto con talleres de oficio y construcción entre los que se destacan el taller de carpintería, el de proyecto de juguetes y el Roperito Comunitario, donde reciclan la ropa donada o la que llega desde otras instituciones. Asimismo, como es un proyecto de formación pedagógica se dictan clases de apoyo escolar, percusión, junto con los espacios de dispositivo lúdico pedagógico, la banda infanto juvenil y el de promotores comunitarios de cultura qom y mocoví.
De todas las veces que fui, la que más recuerdo es cuando estuvimos trabajando en la huerta comunitaria. Allí, mujeres de distintas edades proveniente de distintos lugares y con historias de vida realmente complicadas, se encargaban de mantener las verduras y frutas plantadas para luego poder venderlas en la Feria de Economía Solidaria del Distrito Oeste.
El Obrador es chiquito, pero está lleno de arte, de vida, de cultura y sobretodo de comunidad, de solidaridad y de muchas ganas de crecer, de seguir adelante.
Sin dudas, un lugar para visitar al menos por una vez.

En el oeste de Rosario, el verdadero agite es el del Centro Cultural El Obrador, un inmenso proyecto de educación, intercambio de saberes, artes y oficios que busca la inclusión social de los vecinos de la zona, que en su mayoría, son migrantes internos de las poblaciones étnicas qom, mocoví, guaraní.
En el CC El Obrador se ofrecen capacitaciones en oficios y emprendimientos artesanales, que rescatan los saberes de estos pueblos y permiten crear con materiales de descarte como plásticos, cartones, madera y telas, productos de excelente calidad y diseño, que son comercializados en distintos puntos de la ciudad y son realmente bellísimos.
Uno de los emprendimientos culturales más difundidos es el de «Qomi» («Nosotros»), un proyecto comunitario de producción de objetos de cestería textil con retazos de telas donados y tejidos con la técnica Qom.
A partir de la experiencia «El Roperito», se recolectan, arreglan y reciclan prendas en desuso, hay un taller de hip hop y hasta un taller de textiles con marca propia «13».
Todos los objetos que se fabrican combinan saberes tradicionales con arte, y son verdaderos productos de diseño, mis preferidos sin lugar a dudas, son los autómatas de madera de la Fábrica de Juguetes: un tanguero tocando el bandoneón, un caballo que levanta las patas y mi juguete favorito: el hombre con una lágrima que aparece en el disco de Almendra, la mítica banda de Luis Alberto Spinetta.
Los interesados en comprar estas bellezas pueden pasar por el Centro, o consultar otros puntos de venta en