Media Pinta

Fuimos exclusivamente a tomar cerveza por el último jueves de San Patricio.
No teníamos grandes expectativas, terminamos ahí porque pintó. Pintó Media Pinta (si, chiste malo).
La verdad es que probamos siete variedades de las doce que ofrecen. Ninguna negra, la mayoría rubias y alguna que otra rojiza.
En general, lo malo que tienen (a mi parecer y el del grupo) es que son demasiado aguadas. Les falta cremosidad, textura y espesura. Igualmente de sabor están bien, en serio. Recomiendo muchísimo la Triple Ipa, que es una de las de mayor graduación alcohólica. Había pedido la Doble Ipa (más tranqui), pero no había, asique acepté el desafío y tomé la Triple y no defraudó. Por otro lado, no tenían EN SAN PATRICIO un par de variedades. Muy flojo para mi eso.
Más allá de las cervezas, el lugar es tranquilo. Pasan música bailable de fondo, del estilo de las bandas de cumbia careta del momento; ya sea Agapornis, Marama, Rombai, etc.
Tienen mesas y sillas sobre la vereda, además de algunas barras (demasiado pequeñas a mi parecer) y después varias dentro del lugar que era bastante grande pero estaba totalmente vacío. Raro, pero creo que no sería un lugar al que volvería, por lo cual le atribuyo a eso la poca gente que había un jueves y más siendo San Patricio.
Creo que se toman muy a la ligera el negocio desde el vamos. Hacen cerveza porque les pintó y tratan de buscar gente copada y moderna para trabajar. Si bien el ambiente es muy tranquilo, desde los productos que ofrecen y probé dejan mucho que desear.

El lugar es lindo, es una casa antigua hecha cervecería. Tiene mesas en la puerta, donde se puede estar tomando una cerveza con tranquilidad, o adentro, dos sectores: adelante, interior, con televisores; atrás el patio tiene un sector techado y otro al aire libre, muchas mesas y proyección de tv en la pared. Los baños están en la parte de adelante, la cocina atrás de todo. A veces puede parecer que la música está muy alta.
La comida es muy rica, de acuerdo a con cuanta hambre se llegue se puede armar un mini menú. Hay que considerar que la porción de papas no es muy grande (pero sí rica, es la típica papa de cervecería). De tapas, probé las albóndigas con salsa, son riquísimas, y el pollo, también. Con poca hambre las papas y una tapa están bien.
La cerveza es rica, probé la Scottish (roja) y fue +10, la rubia no decepcionó. Me comentaron que las Ipa son muy amargas.
¡Volveré!

El sábado antes de la veda electoral fuimos a Media Pinta. Lo que me sorprendió del sitio es lo enorme que es! luego cuando nos indicaron nuestra mesita me dí cuenta que estábamos literalmente viendo el cielo sin ninguna protección; no es techado está abierto! y eso me pareció hermoso.
Luego, la atención es rápida. Disponen de numero en madera que los sitúan en tu mesa, me supongo un sistema para los mozos y los pedidos.
La cerveza es artesanal, probamos la Weiss, la que tenía el contenido de alcohol más bajito (5,5%). Me resultó agradable pero no me convenció.
Pedimos papas tuneadas con verdeo, queso y panceta y si bien la porción no es grande son ricas, no son de paquete y porque sabíamos íbamos a quedar con hambre pedimos dos entradas más: albondiguitas con salsa y pollo crocante (pinchos enormes!!!). El precio fue lo mejor; 2 media pintas y todo lo mencionado: $ 240 pesos.
No sé en que sitio de capital se puedan encontrar estos precios pero lo rico de la comida me hará definitivamente volver. Quedé con muchas ganas de tomar algunas de sus otras cervezas (por la carta la variedad es alrededor de 10 tipos)

El lugar es amplio y cómodo, tiene 2 ambientes, uno adelante más tranquilo y un al fondo con un techo corredizo alto que es más onda joda. La cerveza no es particularmente buena, no es fea pero tampoco podria recomendarla como algo especial. Las tres veces que he ido he comida cosas diferentes siempre con buenos resultados en el tiempo que se demora llegar el pedido, el sabor de los platos y una buena relación precio calidad.
La atención rápida y amable incluso estando el lugar muy lleno como me pasó una vez que fui y quedé sorprendido de lo pronto que trajeron el pedido.

Venía pasando por la puerta durante las últimas semanas, y la verdad, estaba tentado, así que, aprovechando una salida un tanto desorganizada, tiré el lugar como opción, y calzó justo.
El tema… es que no fui en grupo, ni con amigos, si no que fui con una chica en plan de «primera cita»… Y acá empieza el tema.
El lugar, al entrar, tiene una zona que me hizo acordar mucho al Temple Bar de Marcelo T, con la barra en el medio. Pero pasas para el fondo, y se abre una especie de gran galpón, con un techo corredizo, que para las noches de calor agobiante me parece una genialidad. Todo lo que es ambientación está relativamente bien para lo que es la cervecería (salvo las lamparas horribles de mimbre. Perdón, pero me llamaron mucho la atención y no puedo evitar mencionarlas) y la música está en ese tono: temprano sonaba rock y pop radial a pleno, después de la 1:30, bajaron un toque la luz, abrieron el techo y pusieron musiquita pa’ bailar (lease, Rombai, los Totora, Marama, y todo eso).
Volviendo al tema, claramente, para una primera cita, es un lugar que no recomendaría ni a punta de pistola. Claramente, la onda del lugar es para ir con amigos, a tomar cerveza -$ 50 la pinta, $ 35 la media pinta– (que, dicho sea de paso, no están mal, pero están lejos de ser muy buenas, o distinguirse de otras) porque, si no te gusta la cerveza, y queres algún trago más elaborado, estás al horno.
Comimos unas papas Media Pinta (papas fritas bastón, con queso, panceta y mucha –MUCHA– cebollita de verdeo encima), que no estaban mal, pero… No son de otro mundo. Vimos pasar unas pizzas que no tenían una pinta espectacular y parecían de molde.
La atención, estuvo bien. Y les reconozco mucho eso. Llegamos sin reserva, un domingo en previa de feriado, con el lugar casi lleno, nos hicieron esperar 5 minutos, y nos armaron una mesita. Apenas nos sentamos, nos vinieron a atender, y no tardaron nada, pero nada, en traernos el pedido. Lo mismo al momento de pedir la cuenta. Buena onda siempre para atendernos, tanto el pibe que nos recibió, como el que nos atendió.
En definitiva: Vayan a tomar cerveza con los pibes/​las pibas, vayan en grupo, pasenla lindo, griten, canten, pero no lo tengan como plan para una primera cita.

Está claro que es un grupo de amigos que un día medio pasados de copa dijeron «¿y por qué no ponemos un bar?», la estética zafa, pero el lugar es muy amplio, la cerveza artesanal le falta mejorar un montón, el primer trago está bien pero terminar la pinta es un martirio de un sabor lavado.
Las pizzas no son lo mejor de La Plata pero al menos son caseras y crocantes, con abundante ingredientes y tamaño pequeño. Las papas no me enloquecieron y son una versión más de las papas de todas las cervecerías.
De fondo suena rock nacional, algunos temas del recuerdo que te hacen mover la patita abajo de la mesa.
No es un lugar al que hay que ir a cenar, estos chicos pusieron un bar con nombre de cervecería.