Tiempos Modernos

Hace mil que vengo, es el lugar perfecto para conjugar tres cosas elementales, cultura, amigos y buena comida, y a precios populares. Un ambiente con gente linda y buena musica. Que mas se puede pedir?

Hoy fuimos a comer a Tiempos Modernos al mediodía, porque no tenía ganas de cocinar. Nos mudamos a la zona el lunes pasado. Entre y me enamore del lugar. Un señor tocaba el piano (los dos primeros temas eran temas que nos cantaban mi mama y mi abuela cuando éramos chicos, una linda casualidad). Pedimos, los precios muy bien, la comida rica, el lugar bien de barrio, perros dando vueltas por las mesas. Vamos a volver!

Hace pocos días llegamos al barrio y siempre que pasábamos por este lugar decíamos: «mirá un centro cultural, un día tenemos que venir» Aclaro que si usted es amante de los bares de Palermo ni se acerque, más que nada porque hasta ahora el lugar está genial.
Hoy nos decidimos a entrar y confirmó nuestras expectativas, si, es un centro cultural de verdad y nos encantó. Gente del barrio, comida simple y buena, un señor tocando el piano y perros caminando entre las mesas. Vamos a volver sin dudas.

Eemmm no, definitivamente no es un lugar que me agrade. Fui porque tengo dos amigos que les gusta por el simple hecho de que la comida es rica y se suponía que era barato, hace meses que me insisten de ir asique fuimos.
Puntos a favor: El lugar es bien de centro cultural, tiene decoraciones antiguas muy copadas. La comida es bien casera y tienen ravioles de salmón.
Puntos en contra: Si vas a la noche olvidate de poder hablar con tus amigos porque están las clases que dan, ayer era de tango y estaba la música al palo y ni se podía hablar. Para que te atiendan tene paciencia, nos tocó una moza que vino nos preguntó que queríamos de bebidas y nunca más vino. Volvió, nos trajo la bebida y le pedimos una carta que nunca trajo. La volvimos a llamar y en vez de traernos la carta nos empezó a decir que había para comer, así nomas.
Si bien la comida es rica no me parece del otro mundo y la verdad que no me resultó tan barato como me dijeron mis amigos. Yo me pedí un plato de ravioles de calabaza con salsa de verdeo, estaban ricos.
En fin, no volvería, no es de mi agrado pero si te gusta este estilo de lugar anda… Eso si, con MUUUUCHA paciencia.

Fui únicamente a almorzar un día de semana, por lo que toda la parte de «centro cultural» te la debo, porque no fui de noche o un finde.
La decoración igual es muy «centro cultural», o «juventud militante». El almuerzo consta de un menú con 5 opciones, escrito en un papel con birome. Me encantó eso.
Los precios son reee baratos, si pedís vino te traen pinguino (con cara de Néstor, me resultó muy simpático) y un sifón de soda, y se come bastante bien. Me resultó ideal para un almuerzo con compañeros de laburo.
Resta puntos el dueño, que nos vino a decir que algo parecido a que los que no apoyan este gobierno no eran bienvenidos. Casi me levanto y me voy.

Como una gran oriunda de Vicente Lopez, éste lugar, marca la diferencia entre las tantas cosas que Zona Norte ofrece.
Un pequeño Centro Cultural que acoge a toda persona que quiera pasarla bien, comer muy rico y estar rodeado de un público bastante variado: desde familias con sus hijos, adolescentes festejando sus cumpleaños, parejas, pibes que salen de jugar un picadito, etc.
Me encanta éste lugar porque visualmente es atractivo: hay un piano que sostiene varias fotos y en lo que comes, sentís la mirada de Cortazar que te observa inescrutable.
Perros que entran y salen del lugar logran darle ese toque tan humilde y necesario en éstos días. La gente tiene mucha buena onda y siempre te atienden con una sonrisa tatuada en la cara. Estudiantes que toman clases allí de Folclore, Tango y demás actividades, al mismo tiempo que ordenas la comanda a la camarera.
Las veces que he ido siempre ordeno ravioles: la primera vez fueron de salmón con crema de puerros y la segunda, de verdura con crema de champignones. Ambas veces me dejaron con la boca abierta. Exquisitos.
Ah! Y recomiendo ampliamente las empanadas de berejena.
Como entrada, son infalibles.

Hoy es muy común que cualquier bar para quedar canchero le ponga adelante del nombre «Centro Cultural»; bueno, este es un verdadero centro cultural!
En coordinado junto a la Biblioteca Sudestada (A media cuadra del C. C.) arman distintas actividades para ofrecer a los vecinos (rock, tango, talleres literarios, etc.).
En las noches de los jueves (cuando fui) se van a poder encontrar con una propuesta tanguera que dura hasta tarde y entre baile y baile da para tomar una cerveza o probar alguna pizza (que tienen bastante variedad para ofrecer).
La decoración del lugar le suma y frente a la puerta hay un viejo reloj que recuerda a la famosa película de Chaplin.
Las meseras muy copadas y el ambiente es espectacular (hasta tienen colgada una guitarra por si alguno quiere zapar).
Lo único a mejorar es que en días de calor suele estar bastante pesado (faltan un par de ventiladores!).
Seguramente pronto estaremos de regreso!

Un lugar pequeño y amigable. Poco ambicioso. Ideal para picar algo y disfrutar de la música en vivo. Tango, jazz. A veces la gente baila. Cada uno hace lo que quiere. Es como estar en casa.
Lo bueno: la informalidad y los precios.
Lo malo: las mozas hippies no son de lo más amigable.