República

Fui con una amiga, el lugar está en un hotel boutique muy lindo, el lugar es agradable romántico, para parejas. La atención es muyyy buena. No nos gustó la modalidad ya que hay dos variantes un menú corto y uno largo. Muy pequeñas las porciones demasiado pequeñas, la verdad nos morimos de hambre! El bife de chorizo es del tamaño de una rebanada de pan con una guarnición bastante escasa dos papas nada más dos. Todas las entradas son sabores demasiado extraños y sinceramente no nos gustaron. Yo aconsejaría aunque sea dos variantes más de menú. Y un poco más grandes las porciones aunque sea del plato principal. Caro para volverse con hambre, la verdad.

Uno de los mejores restaurantes de Córdoba sin dudas. Presentación y sabor exquisitos con atención de primera. Totalmente recomendable.

República es uno de los mejores establecimientos en Córdoba, tiene una carta limitada pero cada plato es equilibrado y excelentemente ejecutado. La atención y el lugar van acorde a su precio. Recomiendo la primera vez el menú degustación para poder entender de que se trata todo, sencillez y equilibrio entre los ingredientes.
Para mejorar: la temperatura de los platos no era óptima, dadas las expectativas del lugar. La carta de vinos no era muy amplia aunque la eleccion de vinos es buena.

Gracias a la insistente invitación de un gran Sibarita en Junio visité el encantador Restaurant República.
Ubicado en el segundo piso del coqueto Hotel Azur Real, ubicado en la calle San Jerónimo 243 en pleno centro histórico de la ciudad de Córdoba, a metro de la Plaza San Martín y Catedral.
El lugar es fascinante, desde el particular ingreso por medio del ascensor que balconea los delicados ambientes del Azur, atravesando la terraza que te invita a relajarte en los sillones y camastros.
El ambiente del restaurant es acogedor, intimo con música suave y relajada.
La cocina es de Autor, la carta realizada por los que para mi son los mejores cocineros que tiene Córdoba El Chef MiGuel Escalante y Javier Rodriguez (Chef Patrón del El Papagayo).
Donde cada plato, cada detalle es un fiel reflejo de las experiencias, viajes, lugares recorridos y genialidad de sus autores, como así también el respeto porel producto y la materia prima que es la protagonista.
El personal del salón sorprende por su profesionalidad, te cuentan con lujo de detalles cada plato, como así también ayudan a elegir de su bella carta de vinos el que mejor marida con tu elección.
En mi visita el Chef nos mimó con dos exquisitos apetizer, entre ellos una crema de porotos borlottis, topinambur y panza de pato, que me dejó con la boca abierta por la textura y el delicado sabor, durante la cena sirven un pan casero calentito acompañado con manteca de olivas negras en esa ocasión.
La entrada que elegí fueron langostinos con parmentier de vainilla (fué la gloria misma, ya no quería comer nada más, no quería que nada borrara ese sabor) la porción super generosa.
Una mención especial lo tienen los postres como el soufflé de Banana con dulce de leche de cabra (eso fué un pecado capital))
El lugar te invita a volver una y otra vez y a preguntarte: ¿ con que me van a sorprender?

Tenía bastantes expectativas y la verdad que se cumplieron.
Primero, subís por el acensor, pasas por el primer piso y chusmeas un poco del hotel y llegas a la terraza, seguís el pasillo y en un pequeño salón encontrás el restaurant. Es chico por lo que quizá sea bueno reservar, la decoración es simple pero linda, te invita a quedarte.
Primero nos trajeron un pan casero con una manteca infusionada con limón, muy rico, el mozo tuvo que reponerlo varias veces durante la comida. Después nos ofrecieron dos apettizers, una manteca de cordero con paté riquísimo y un queso griego con chips de panceta increíble también.
Fuimos a almorzar, por lo que tenían un menú ejecutivo de dos pasos a $ 170 y de tres a $ 220 incluyendo una bebida sin alcohol o una copa de chardonnay. Opté por el de tres jaja, de entrada un huevo cocido a baja temperatura con unas verduras y un cremoso de papa, la verdad exquisito, me encantó, y la decoración también re linda.
Después pase al pescado, venía envuelto en panceta con ensalada de verdes, también me pareció riquísimo, lo que sí con una sola pieza de pescado hubiera estado genial la porción, ya no me alcanzaba para el postre. Pero como estaba muy tentadora la sopa de café tuve que probarla, venía con mousse de whisky, una crema de chocolate negro y unos pequeños bizcochuelos de vainilla que para mi gusto bañados en algo que les diera humedad como café, alcohol o algo hubieran quedado mucho mejor, pero igual estaba genial!
La atención también buenísima, el mozo supo explicar todo el menú perfectamente y nos ayudó a decidirnos que pedir.
Tuve una buena experiencia y lo recomiendo, quisiera volver de noche para ver todo iluminado y ver si tienen algunas otras opciones.

No sabía de la existencia de este lugar, fui a almorzar con mi familia y la verdad que es un lugar súper recomendable para comer.
De uno de los dueños de El Papagayo, República apunta a una gastronomía gourmet, con platos de altísimo nivel e ingredientes frescos y de calidad.
Está ubicado en el segundo piso (terraza) del hotel boutique Azur Real (que dicho sea de paso, es bellísimo!). Es un pequeño salón con pocas mesas, en el almuerzo estaba casi lleno; es prudente por lo tanto reservar.
La atención fue excelente, nuestro mozo nos explicó que había un menú especial del día y la opción de pedir el menú ejecutivo de 2 o 3 pasos. Había dos opciones de entrada, 3 de principales y 2 postres. El precio del menú incluye una bebida sin alcohol, el de 3 pasos costaba $ 220.
Hay opciones vegetarianas, no así veganas.
Con respecto a la comida, lo pueden ver en las fotos, fue excelente, todo muy bien presentado, realmente es un manjar visual. Todo estuvo exquisito y a tiempo, los platos tienen el tamaño justo para que si vas con hambre puedas disfrutar de los 3 pasos.
Destaco que nos obsequiaron pequeños appetizers que estaban deliciosos, mientras esperábamos la comida.
Jamás esperé encontrarme una joya como República en pleno centro de Córdoba, es un oasis del ruido y el caos de la ciudad. Si andan por ahí, un poco holgados de dinero, lo recomiendo muchísimo.

Por su ubicación, en la parte más alta del hotel boutique Azur Real, este restaurante parece estar en un lugar que no es Córdoba, que podría ser otro punto del planeta. Hermoso, pulcro y silencioso. La comida llega a la temperatura justa y tiene un sabor cuidado, se nota que hay cariño por los ingredientes en su elaboración. Había experimentado lo mismo en 2012 cuando visité el restaurante hace algunos años, con otra chef a cargo (mirá el post en mi blog
). Vale la pena visitarlo, es un merecido premio para los celebramos la cocina que cuida todos los detalles. Seguro volveré.