Benugo

Después de dos horas dando vueltas por el enorme Museo de Historia Natural, entre una sección y otra, encontramos este restaurante. Habiendo desayunado temprano, como todos los días, empezamos a tener hasta hambre cuando pasamos por alli.
En principio ibamos a tomar algún refresco para reponernos y seguir viendo el museo, pero el restaurante se empezó a llenar, veíamos a los cocineros haciendo su coreografía y platos y màs platos, vimos la carta y nos decidimos a pedir algo más.
Pedi una hamburguesa con patatas. Pan brioche y carne perfecta. Además por 2 libras màs, añadí queso y bacon. Tenian bastante variedad en la carta, desde ensaladas hasta pizza y menú infantil.
En cuanto al precio, comparándolo con los locales de Londres es económico. El servicio de camareros fue mínimo, es decir, habia bastantes camareros sirviendo las mesas pero el local era enorme y solo se acercaron a nuestra mesa en tres ocasiones: para tomar nota, para servirnos la comanda y para pagar.
Una de las ventajas que tiene es que como està dentro del museo no es necesario cortar la visita para parar a comer. Buena idea y visión comercial, claro.