Casa Santo António

On atterrit ici grâce à Unilocal,pcq on en plein les jambes, et qu’on voulait manger à 2 pas de notre airbnb.
La salle est toute petite, alors soit on arrive tôt, soit on réserve. Après nous, bcp de gens se sont fait refouler.
Ici, le serveur propose à tout le monde la même chose, pas de carte (même si en théorie il y en a une) il nous propose d’amener des petits plats à partager au fur et à mesure.
J’ai aimé le concept, on a partagé 5 tapas je crois avec un litre de sangria pour nous deux (bah quoi!!). À côté de nous, ils étaient six à table, et je pense que le principe est encore mieux quand on est beaucoup puisqu on peut goûter vrmt gouter de plats. En fait qu’on soit deux ou 6, la quantité dans l’assiette est la même.
J’ai juste été un peu frustrée de pas gouter d’autres plats que j’ai vu défiler à côté mais clairement on allait exploser si on continuait.
Pour résumer on a pu goûter une planche avec un fromage de chevre et du jambon, une salade d’haricots blancs, des haricots coco plats frits, un gratin de morue et des ailerons de poulet. Le tout pour une note de 32 €, le litre de sangria et les deux desserts compris.
Une bonne petite adresse où se régaler.

Nous avions failli y aller un vendredi soir mais c’était bondé. Le patron francophone (pas pour rien, il est né en France :)), nous a accueilli dans un français parfait et nous a proposé de réserver un autre jour, ce que nous avons fait.
Le jour venu (le dimanche midi) accueil super sympa de ce même monsieur et de la dame qui doit être sa maman, parlant aussi français parfaitement. On nous chouchoute, on nous fait goûter des petits beignets, les plats sont proposés sur un carton, tout est fait maison le jour même. Les plats sont juste copieux comme il faut et surtout du bon goût. Les calamars farcis à la romaine (viande hachée) étaient un régal.
Le dessert (mousse au chocolat) était atomique, l’accueil digne d’un restaurant tenu par des portugais. On s’y sent bien du début à la fin, un sans faute.

Ein sehr tolles kleines Restaurant. Das Essen war wunderbar — bis auf eine zähe Fleischkost (daher auch nur vier Sterne). Der Besitzer ist ein sehr guter Gastgeber. Insgesamt nur zu empfehlen! Auch preislich absolut top.

Fuimos a este restaurante tras leer tantas y buenas críticas sobre él y la verdad es que salimos bastante decepcionados, no tanto por la comida ya que no tuvimos ocasión de probarla si no por el trato que nos dieron.
Llegamos al restaurante pronto, antes de las 14,00 h, y bien, el camarero nos sienta y miramos la carta, que está escrita en la pared, que original y a la vez incómodo ya que o te levantas o te dejas el cuello para leerla. Finalmente el camarero viene para tomar nota y su primer comentario es, no me queda el menú del día pero tengo esto y esto y esto… y nos dice exactamente todos los platos que hay en el menú del día. Habría sido más fácil que dijera que no tenía sopa o que no quería servir el menú del día. Finalmente mi chica opta por bacalao con natas y yo por pollo pero al cabo de un momento viene el camarero y nos indica que no hay ensalada, ni arroz ni patatas para acompañar el pollo y lo adorna diciéndonos que están a punto de cerrar.
Resultado, nos levantamos y nos llevamos nuestro dinero a otra parte donde nos quisieran dar de comer.

Just read all the reviews down below, and go! Than why am I writing this review? Because it really deserves those 5 stars and to make it very clear this is a must when in Porto!

Comida tradicional portuguesa buena. El servicio más lento que he visto en mi vida. Tres horas para cenar.

Très bonne adresse de tapas portugaises !
On y trouve des recettes typiques, en petites quantités pour varier les plaisirs, et à partager !
L’endroit est très sympa, mais notre serveur n’était pas très affable, et né parlait ni anglais, ni français, et nous né parlons que très peu le portugais… Nous avons donc commandé un peu au hasard !
Ceci dit, tout était très bien. Toutefois, nous n’avons eu droit au concept «à volonté» tel que décrit dans les avis Unilocal.Peut-​être que cela n’est proposé que le soir?

There should be nothing but 5 star reviews of this place. The owner is warm and welcoming and then starts bringing delicious food. This is the type of restaurant that you hope for in travel, a small hole in the wall local place with fantastic cheap food. Go here
After the meal the owner helped us plan our next day in Porto

Our favorite meal in Portugal by far. The restaurant was small (about 10 tables or 25 – 30 people). We didn’t call ahead and only waited about 10 minutes for a party of four. The woman who ran the show was extremely welcoming and saw that we enjoyed our food, wine and time in Porto (she even gave us directions to go watch fireworks with locals on the beach later that night).
There is a menu written on a chalk board but it’s more of an FYI as there is no ordering; they just bring you tapas for your table until you say you’re full. The chouriço asado and black eyes pea salad were my favorite. The chocolate mousse dessert was also excellent. Plus, two bottles of red wine were only € 13 together (tax included). Not bad! Thank you Casa Santo Antonio for an excellent meal!

Best Portuguese restaurant we have visited thus far. Small restaurant with a only about 10 tables, so call ahead if you can. We only waited about 10 minutes and then were seated. It’s a tapas style fixed menu, where they keep bringing out dishes until you say No More! Everything we had was absolutely delicious– plus it was extremely affordable. I would definitely go back!

Super concept de tapas à la portugaise! La nourriture est excellente et le service est vraiment au top! Le décor et l’ambiance de ce petit resto vaut le coup d’y être. Le gros point final reste le litre de sangria maison pour 4 €!

Amazing place!
Concept: they serve you until you say «stop»!
Authentic Portuguese food, very nice waitresses. Do not miss the white sangria: wow !

This place was my favorite in Porto and the food the best I had during my trip to Portugal.
Casa Sano António is a super small restaurant in what looks like a normal house. You have to be waiting outside the door when it opens (13.00 for lunch, 21.00 for dinner) and then, three old ladies will cook authentic Portuguese tapas for you. They will be making different kinds of dishes and it’s up to you to try and eat exactly what you want. Their English isn’t the best, but they’ll help you as good as they can.
Also: it’s not only extremely delicious, but also unbelievably cheap.

Amazing food and real authentic tapas. The owner cooks and serves the food himself in a cute atmosphere situated in the center of Porto’s hip bars and night life. This restaurant is a must for those seeking something better than the tourist trap restaurants. Packed with locals and tourists this place is an obvious gem.

Era nuestro primer mediodía en Oporto y nos habían advertido que tuviéramos cuidado con el horario de comidas, ya que en España estamos acostumbrados a hacer estas cosas unas 2 horas más tarde que el resto de mortales, de modo que en cuanto las campanas de la Torre dos Clérigos –al mismísimo pie de la cual se encuentra este restaurante– tocó la una en punto, nos metimos para su pequeño salón a ver qué delicias portuguesas nos esperaban en sus mesas.
Lo primero que llama la atención es la cuidada decoración, para ser una pseudo-​franquicia, aunque nada que no esté ahora en cada rincón: rótulos manuscritos, sillas de diferente colección, baldosa hidráulica y más misterwondefuladas. La carta no existe en papel, sino que está escrita a mano y en colorines –por supuesto– por las paredes. La maravilla es que todo es ridículamente barato y tienen la variedad típica local: pescados, carnes, arroz, habas, casquería, embutidos… Para beber, vino en vaso o jarrita y Super Bock de caño en «fino», como aquí llaman a los estilizados vasos de doble.
Para picar nos sirvieron unas olivas y unas zanahorias aliñadas en una salsa, a juzgar por su sabor, hecha de droga. Pan tostado también muy rico, para mojar en lo que el cuenco donde un segundo antes había olivas y zanahorias y ahora sólo había el juguito nostálgico.
Para comer pedimos unas pataniscas de bacalhau, que son una fritura en harina y huevo de lomos de bacalao, súper rico, y un plato de feijoada, judías pintas con arroz, servida con hoja de perejil y muy sabrosa. El precio de todo –exceptuando el embutido, que sube un pelín más– ronda los 3 euros, pero ¡cuidado! hay sorpresa.
Después pedimos bifanas, plato consistente en tiras de carne de cerdo en una salsa riquisisisisima con tomate y ajo, que te puede perfectamente estar repitiendo todo el santo día -¡ñam!
A pesar de ser platos no muy grandes y a compartir, sólo con eso estábamos satisfechas (dos personas), así que no tomamos postre y pedimos la cuenta. Toda la felicidad de lo barato que era y lo rico que sabía todo se desmoronó un poco al ver cosas como que: los precios no incluían el IVA –seguía siendo barato pero ¿tanto cuesta avisar estas cosas?- y las olivas, zanahorias y pan tostado que nunca pedimos nos lo habían cobrado, junto a unos altramuces que jamás nos sirvieron. Como colofón, quisimos dejar algo de propina por el servicio, que fue muy amable, pero ya se la cobró por sí misma la camarera, devolviéndonos el cambio mal. En fin…
Por cierto, lo del horario temprano portugués resultó ser una leyenda urbana, porque aquello no empezó a llenarse –incluso de los turistas que más pronto comen en sus respectivas patrias– hasta pasadas las 14.30… cuando ya no cupo un bacalao más en la sala.