Para cuando no sabes planchar o tu ropa parece arrasada por un torbellino al sacarla del cajón o cuando la ocasión amerita un esmero extra, la planchaduria Linda siempre se muestra como un lugar accesible y rápido que solucionará tus problemas de tela rebelde. El nombre de este lugar proviene de la mujer que lo atiende y a quien pertenece el negocio, Linda es, como su nombre lo indica, una persona agradable, sonriente, que pretende solucionar y seguir las exigencias de los clientes, se cobra por docena y se tienen o para el día siguiente, dependiendo de la carga pendiente, o para unas horas más tarde con suerte o por súplica. El vapor tenue y cálido que inunda el lugar es por donde emerge el saludo de Linda, su accesibilidad y todas las prendas cuidadosamente tratadas, planchadas, colocadas en un gancho y sin el menor rastro de arrugas.