Cuando era niña, una de las actividades que mi compartí con mi mamá fue ‘pintar cerámica’, compraba revista con cosas curiosísimas y tiernas, para esa edad todo me parecía maravilloso. Estuvo en varias casas aprendiendo y comprando a más no poder la cerámica virgen para decorarla al gusto. Desde muy ‘chiquitica’ era un arte elaborado para mí, pero realmente fascinante por tanta variedad de modelos para tener en casa y regalar siempre. Poco a poco mi mamá hizo negocio y vendía conocidas. Su centro de abastecimiento eran los lugares donde se veía obligada a comprar para que le dieran las clases y los otros económicos, casi ocultos cuando esta actividad estaba en su ‘boom’; digo casi ocultos, porque se sabía poco de ellos, los mantenían en secreto yno había tantas cosas tan ‘à la mano’ como ahora, que entrando a blogs o internet te enterabas de dónde estaban. Y este local de Tlalnepantla era el más cercano para nosotras, para mí era un mundo donde podía ‘pintarrajear’ cuánta cerámica blanca quisiera y mi mamá me consentía, siempre, comprándome alguna pieza. Hace un par de años, ya sin tanta pasión por la actividad, entramos para comprar una fuente que queríamos obsequiar. Si bien ya no lo vi tan maravilloso como con aquellos ojos de niña, porque hay otros oficios que me ofrecen –ahora– más satisfacción y calidad al comprar y apoyarlos; noto que sigue en pie el negocio; con tanta versatilidad como antes para los amantes de esta ‘manualidad’(como ahora le llaman), pintado o ya listo para usar hay desde cerámica virgen, decorada, horneada, Fuentes, macetas, alcancías, para la Cocina, figuras infantiles, Vajillas, Casas miniatura para la pared, personajes de caricatura, recuerdos, materiales para pintarla, ángeles, todo lo de moda, no tengo que ir a «pueblos» lejos donde te venden de mayoreo, porque los precios son muy accesibles. Siempre será una opción, en las escuelas esta creativa manera de entretener a los niños sigue siendo común. Sigue habiendo clases en las Casas de Cultura aunque ya no sea ‘el hit’. No deja de ser una tradición tener una taza de cerámica rústica en tu casa. Son derivados de algunos oficios que siguen entreteniendo a generaciones y alimentando a comerciantes que todavía creen en estos decorados.