La Casa del Habano

This place has a good selection of cigars. However the prices are through the roof and the service leaves much to be desired.

Was here yesterday. Great selection of Cuban cigars (they only carry Cuban puros). Prices are a bit high but they’ll cut you a deal if you buy 5 or more. I smelled about 20 of them in the humidor and they are very well aged (so much barnyard, I wish I could have taken them all home). If you are worried about them being fakes, they’re not and I know what to look for (though I wasn’t convinced the Behike 56 was legit, color seemed off so I held back). The house rolled cigars are fantastic as well, mine was a 7 X 56 and it burned flawlessly for two full hours. The espresso is quite tasty and the bar next door will send a server over to get alcohol orders (no good Scotch though). I’m looking forward to returning soon…

Great humidor, great selection of cigars from cheap $ 2 cigars to some of the best cubans at $ 90 EACH! There are many little shops along the avenue that try selling cubans but don’t fall for it. This place has a humidity controlled room for their cigars. They also have an espresso machine and make a GREAT Latte, if you can handle the smoke. I love the Cigar Store Indian outside too!

New to the cigar world but I did enjoy the wide selection. Staff was very helpful and their recommendations turned-​out excellent. Didn’t take advantage of their nice smoking lounge but plan on returning for it. Check it out! (Also check out the Che mural in the parking lot down the street.)

I’m from California and you don’t anything close to this type of cigar shop the states. Great atmosphere, hand rolled cigars and true Cuban coffee. The service is outstanding and they know what they are doing.

A must visit whenever I come down to Tijuana. 100% authentic Cuban Cigars, great coffee, and a great lounge – not to mention award winning service from General Moises Vargas, Jorge, and the rest of the knowledgeable and helpful LCDH crew – all of whom speak English (as well as Spanish).
Perfect spot for the Cuban cigar aficionado. Well stocked walk in humidor. LCDH sells full boxes of cigars as well as individual, singles of your favorite Cuban only brands – from Cohiba to Partagas, to Robaina. Often, there is a custom roller from Havana in the shop making special order cigars with Cuban leaf for all to enjoy. Comfortable leather chairs to watch your favorite soccer or American football sporting event (they even have a working SAP button).
Limited edition humidors. lighters, porcelain ashtrays, and T-​shirts (Cohiba, Montecristo) also available for sale… if they don’t have it, General Moises – who commanded legions, has traveled to Cuba and was selected from more than 200 applicants for his current position– will go out of his way to make sure he gets whatever you want. Hungry? – they will call a local restaurant who will deliver food to you in the comfort of your lounge chair without you having to lift a finger-​except when smoking your fine Cuban Cigar.
Walking across the border… the shop is only a $ 5 (plus $ 1 tip) short, 5 minute cab ride away on a busy, safe, and popular street in the heart of the commercial shopping district… just tell the cab driver to go to Revolucion and 5ta Avenida (5^th Avenue) – look for the saluting, wooden Indian statue directly in front of the shop that is next door to a corner pharmacy.
WARNING: There are plenty of other places in Tijuana that sell what they claim to be Cuban Cigars… there is a 99% chance those are fake. This is an authorized and worldwide franchised La Casa del Habano where the branded Cuban cigars you purchase are guaranteed to be real. Same owner as the La Casa del Habano shops in Puerto Vallarta, Cancun, and Cozumel.
My little slice of Havana in Tijuana – aye mama.

Cuando comencé a fumar y mi madre me descubrió, tenía como diecisiete años, me llevó ahí, me dio un puro y me hizo fumarmelo, joder, era una nena y terminé vomitando por todos lados, el sabor del tabaco no es nada a comparación de un cigarrillo común y corriente, por tres años, no pude pararme por ahí y tuve un verdadero repudio al olor y la mención del articulo.
Sin embargo, seguí fumando, no tabacos obviamente, y en algún momento, decidí que debía de aprender a fumar tabaco, no por «moda» o por seguir la corriente a alguien sino porque lo que me gusta (como el alcohol, la comida) lo debo de explorar y conocer en todas sus presentaciones.
Le conté al dueño, un señor de edad que siempre sale a la misma hora a ver la avenida Revolución junto a su indio tallado en madera, mi terrible experiencia y me recomendó el más delicioso habano que jamás he vuelto a probar, y miren que ya me he curtido en el arte de las habitaciones de humo, Romeo y Julieta, son mucho más delgados casi como un cigarro normal pero del color caracteristico del habano, eso sí, son más caros de lo normal, mucho más caro de lo normal. Una o dos veces, no recuerdo bien, he comprado en ese sitio, pues la cajetilla de 14 cigarros no cuestan cincuenta pesos, y los Romeo y Julieta no es algo que puedas guardar porque después de cierto tiempo ya no sirven.
Sin embargo, para los conocedores de habano, es este un buen sitio.

Mientras caminaba feliz mente por las calles de mi ciudad, una persona se me acerco y me regalo algo que creía conocer pero que no me daba cuenta que aun no conocía nada, esa persona me regalo un habano.
de ahí cambiaron mucho las cosas con abril, pues si que conocí algo mas que nuevo, tenia un sabor muy especial y si que te hace olvidar cualquier problema que hubiera tenido en ese momento.
El lugar es muy elegante, perfecto para irte a sentar y fumarte un habano en lo que lees un excelente libro, escuchas música o simplemente disfrutas de observar tu alrededor de una manera tranquila.
Normalmente yo frecuento ese lugar exclusivamente para la compra de habanos en algún regalo o para uso personal, sin embargo normalmente es mas común encontrar hombres de edad madura, pues son ellos los que mas acostumbras su consumo.
el ambiente esta excelente y el servicio también, si un día quieres ir buscando una buena conversación, ahí encontraras excelentes personas para hacerlo.

A muchos nos ha llamado la atención siempre que pasamos por la Av. Revolución ese indio de madera que parece que está cuidando la entrada de este lugar.
Pues aquí adentro puedes encontrar gran variedad de habanos, tabaco, cigarros y cualquier cosa relacionada con este vicio o pasatiempo, como lo quieran llamar, digo pasatiempo por que se de gente que colecciona puros pero no tienen necesariamente el vicio de fumar.
Pero en fin, yo a veces que no quiero comprar una cajetilla ordinaria de cigarros, de esas para mortales, vengo aquí a comprarme unos Cohiba para sentirme como si estuviera en La Habana con el mismísimo Che.
También es una muy buena opción para venir a buscar un regalo con bastante clase, para algún familiar o amigo, claro, siempre y cuando sepa fumar puros.
Creo yo que es un excelente detalle ya que cuando los reciban pues que sirve que te rolan uno y así los comparten y al mismo tiempo disfrutan de una buena platica.
Tal vez y los precios son un poco elevados, pero definitivamente no te vas a arrepentir de tu compra.

This is such a staple in Avenida Revolución, if you’ve been here you’ve probably passed it millions of times without really noticing it.
Inside you can find anything and everything having to do with tobacco products or cigars. Quite fancy. Even if you’re not sure what you’re looking for, the people in here are very friendly and approachable they will certainly point you to the right direction.
My brother comes here to buy tobacco (he likes to roll his own cigarettes… something about the added chemicals in cigarettes) I’ve been here with him and let me tell you, there’s quite a number of products to choose from. They even sell rollers here so you can have a perfectly rolled cigarette!
I would definitively recommend this place to anyone who has any interest in cigars or cigarettes! Even if you’re not looking for something specific, it’s still a cool place to come and kill some time at.

Si algún día invitas a Fidel Castro a Tijuana para que «venga, coma y se regrese», antes de que se vaya recuerda llevarlo a La Casa del Habano.
Este es un lugar sobrio, elegante y refinado; si metieras a George Clooney, a Frank Sinatra y a una caja de puros a una licuadora, la malteada que resultaría sería La Casa del Habano (está bien, no más metáforas extrañas por hoy).
¿Qué no eres conocedor de puros? ¡Pues una razón más para visitarlo! Aquí puedes hacer tus pininos para probar las marcas más famosas hasta convertirte en todo un experto, «serenidad y paciencia, pequeño saltamontes».
Además, si tienes que hacer un regalo con buen gusto a una persona importante, no vas a darle el DVD de las Tortugas Ninja, ¿verdad? Pero sí puedes visitar este lugar y comprar un obsequio de alta categoría: ¡unos buenos puros!
Créeme, si visitas este lugar y compras uno de sus productos, saldrás rechinando de elegancia.

«La Casa del Habano» es un pequeño pedazo de Cuba en la Av. Revolución. Aquí encuentras todo lo relacionado al tabaco y en especial los puros.
Las personas encargadas son súper amables y siempre te platicarán un poquito de la historia del tabaco o el nivel de tostado del tabaco o que nuevos sabores tienen, también si tienes alguna duda ellos te la responden alegremente.
Cansada de las cajetillas comerciales de cigarros, junto con un poco de preocupación por tanto químico que les ponen, me propuse a buscar un lugar donde pudiera comprar las bolsitas de tabaco puro, un amigo me recomendó este lugar. Fui al día siguiente y en efecto, tenían tabaco en bolsita, las canalas, unos aparatos para forjar tu propio cigarrillo y muchas cosas más, yo estaba encantada.
La esposa de mi primo es cubana y en una ocasión le trajo una caja repleta de puros Cohiba. Mi papa estaba fumando tranquilamente uno y me ofreció probarlo, me gustó mucho el sabor, así que de vez en cuando se me antoja comprarme uno, aproveche y compre un paquetito de 3.
También se me hace muy buen detalle si es cumpleaños de algún amigo o familiar que sepas que tenga este gustó por el tabaco. Están envueltas en distintas presentaciones, pero mi favorito para regalar es el que viene dentro de una cajita de vidrio.

Si eres un amante nivel adicto o simplemente te agrada disfrutar de un buen rato de relajación con un buen habano, La Casa del Habano te va atrapar con su delicada línea de habanos cohíba, entre otros puros provenientes de la vieja isla de Cuba.
Ese pequeñito y tan agradable pedacito de la habana que se encierra en un puro, es tan especial sentarte y disfrutar de ese momento de relajación, en lo particular me remonta a las historias que he escuchado de ese maravilloso lugar, hasta me dan ganas de hablar con mi veldad como dijera mi amiga Niurka… a no verdad…, tal vez exagero pero realmente disfruto cada que voy a este lugar y compro un habano para relajarme un poco, además de que este establecimiento lo tiene todo respecto a guillotinas, encendedores, ceniceros y porta puros, es el lugar indicado para escoger un puro de calidad, de aquí nunca saldrás decepcionado.
Recuerdo cuando probé mi primer habano a escondidas de mi madre, mi hermano había viajado a cuba y el muy tremendo me trajo un puro, me lo regalo a escondidas ya que en aquel entonces si lo descubría mi mamá seguro que nos mataba.
La casa del habano te garantizara ese toque de cuba entre tus dedos, saldrás gritando ¡azúcar!

Si quieres regalar algo de sabor con clase y queriendo que esta persona consuma el sabor de tu regalo.
La casa del habano te va enseñar los diferentes sabores y tamaños, dándote esa esencia de la isla Cubana. Y es que fumarlos tiene su chiste ya que en su sabor es algo de humo grueso, este no hay que pasarlo ni guardarlo en los pulmones, es saborearlos en la boca o garganta. Dejándote ese sabor en las papilas gustativas.
Si conoces alguien de vicios elegantes seguramente este regalito le va encantar, y es que también carga presentación en algunos habanos que viene en su estuche original, que por cierto pasan personas que coleccionan puros y van a la tienda a buscar la posibilidad de que se los consigan. Y si no eres de mucho humo hay también de tamaños pequeños para probar, yo pase con mi hermana y jamás había fumado, probando uno de kaluha se quitó la curiosidad del sabor.

Una vieja frase dice que la vida es como un cigarrillo, y se acaba la disfrutes o no. Y es que cada día parece más difícil disfrutar los breves momentos de tranquilidad que da la vida en la frontera. Algunos buscan dicho espacio con un buen libro, la música, una copa de buen vino o un fino puro importado, y es para aquellos con gusto exquisito que está La Casa del Habano.
Siempre respetuosa de la ley al no vender cigarros a menores de edad, La Casa del Habano es un espacio para aquellos fumadores cuyo gusto no se limita a las cajetillas convencionales de cualquier supermercado. Con la venta de la hoja del tabaco y lo necesario para fabricar tus propios cigarrillos, hasta una amplia selección de puros importados desde distintos países de Latinoamérica, de marcas reconocidas o forjados ahí mismo, el tabaco se ha convertido en un consumo que reconoce categorías y acepta diferentes gustos.
Es importante no abusar de estos productos, pero si eres de aquellos clásicos amantes del humo que leen el periódico acompañado de un Montecristo, La Casa del Habano abre una acuarela amplia de diversidad, con garantía de calidad y buen gusto.

He visitado cientos de lugares y este es el peor sitio en el que he estado nunca. Normalmente es grato encontrarme con el dueño de los lugares a donde voy y platicar con ellos sobre sus ideas, productos,
tenía idea de lo que me esperaba.
Entré al establecimiento porque me llamó la atención la decoración de la entrada y a un wey que forjaba habanos que pude ver al acercarme a las ventanas; una vez dentro me latió el ambiente agradable y sofisticado del lugar. Sillones de piel color bermellón, vino, una pila de periódicos del día, sofás con mesas al centro y una vitrina donde se exhibían cajas de habanos y tabaco de todo tipo.
Había dos personas en el mostrador. Les dije que estaba de visita en la ciudad, que me había gustado el lugar y pregunté que si me podían contar más al respecto. Al parecer el empleado de gris había perdido un papel importante que otro señor de camisa oscura a cuadros trataba de recuperar uniendo trozos rotos que sacó de la basura. Es el dueño? pregunté al señor de cuadros. Si, respondió con un disgusto. Pensé que sería cool platicar con el. Estaba pensando de qué hablar en cuanto se desocupara cuando mis pensamientos se interrumpieron por un «No tengo tiempo, no ves que estoy ocupado?» dijo el dueño. Huuuy y a este qué mosquito le picó, pensé dejando pasar de largo su actitud. Entendí que estuviera haciendo nosequecosa, se veía ansioso. Pregunté entonces si podía pasar a ver el resto del local. Me respondieron con un «si» entre dientes.
Pasé a ver todo el local, mientras veía las fotos de famosos fumadores de puros parecieron arrepentirse de su actitud y el empleado me dijo con su tono norteño que qué quería que me contara y para qué. Repetí que estaba de visita en la ciudad, que iba pasando y me había gustado la decoración y el concepto del lugar, que estaba en Tijuana para recomendar lugares padres e interesantes para los viajeros del mundo que!!! ring! Sonó el teléfono. El empleado contesto y se puso a platicar con una tal Vero mientras el dueño seguía hurgando en los papeles. Un gringo, su único cliente, leía el periódico ajeno a todo lo que estaba pasando
Yo estaba ahí esperando y viendo las cajas de tabaco de una vitrina cerrada. Tenía curiosidad de saber de dónde venían cómo se hacían, cuál era el proceso de fabricación o lo padre del lugar. «No, ahorita no nos interesa la publicidad» dijo el empleado volteando apenas a verme mientras seguía cotorreando y riénsose con Vero.
Al menos tomaré una foto, me dije. La toma sería de una foto de Bill Clinton fumando en primer plano, y la entrada con el gringo en segunda. Apenas saqué mi cámara escuché una voz detrás de mi. «A quién le pidió permiso?» Chin! me dije, cierto, fue mi error, no pedí permiso. «A quién le pidió permiso para tomar fotos, aquí no se puede tomar fotos» El tono de la voz del dueño era de completa altanería. Me encabroné pero pedí disculpas con toda la calma que me fue posible. Volví a meter mi cámara en el pantalón y me dispuse a salir de lo que ya era el peor lugar en el que había estado nunca.
Sin embargo, antes de abrir la puerta, voltee a decirle que el suyo era un pésimo servicio. El DUEÑO comenzó a levantar la voz y a decir que no me atendería y prácticamente a gritos me corrió del establecimiento, levantando por primera vez la vista de sus papeles dirigiéndola a mi con displicencia. Salí, era su negocio y el dueño no me quería ahí. Pese a que quise no hacerlo, irme, y mejor armarla de pedo no halle sentido a eso. Me fui con la peor experiencia como cliente en mi vida. No vayan nunca.