A este lugar he ido un par de veces y la verdad es que me gusta mucho su terraza; es un jardín mediano, tiene un kiosco donde puedes comer y una fuente. Lo atractivo de este restaurante, además de sus platillos, son las aves que habitan en el jardín, hay desde patos en su estanque hasta pavorreales sueltos por todos lados. El servicio es muy bueno y atento, están al pendiente de cualquier cosa que necesites. Lo único malo del lugar es que sus precios son un poco altos.