Otro de los descubrimientos alimenticios que hice mientras estuve trabajando por los rumbos de la Salida a Querétaro fueron los tamales de la gasolinera. Están ubicados justo en la acera de la gasolinera El Caracol. Tienes que pasar muy temprano pues los tamales vuelan. Veras una bolita de gente y dos señoras sentadas con unas ollas gigantes y una sombrilla verde. ¡Párate ahí, por amor de dios, y prueba unos tamales mastodónticos maravillosos! De verdad que son gigantes, diría que el doble de los que venden los dones mañaneros de los carritos de tortas de tamal. Los sabores de los tamales son los típicos: verdes, queso, rojos, rajas y dulce. Yo los he probado todos y no hay pierde: la carne está rica, no esta pellejuda y le ponen una buena cantidad, la maza no está seca, no te quedan los dedos llenos de grasa. La única desventaja es que las veces que he ido no tienen bolillo para aplicar la torta de tamal. No sé si no lo usen o se les termine más temprano, pero bueno, enfrente está el Soriana, si no puedes del antojo por tu torta, crúzate con tu bolsita de tamal y tu atole, cómprate el bolillo y disfruta.