Un día fui a dejar unas cosas a la paquetería, de pronto me di cuenta que había un restaurante enorme junto a ese local. El Huachinango, restaurante familiar, un galerón con decoración de papel picado de muchos colores, sillas y mesas esperando a los comensales para servir los mejores platillos. No me quedó mal, un rico sabor de camarones 4×4: cuatro a la diabla, cuatro empanizados, cuatro al ajillo y cuatro con queso manchego… deliciosos además estaban acompañados de un arroz muy casero, blanco con un poco de verduras y una ensalada, pero lo que se sacó un súper 10 fueron las salsas, estaban para chuparse los dedos. Era el sabor que esperaba de una tarde familiar, una michelada y un mezcal acabaron de completar el cuadro. No dejen de ir al Huachinango, seguro podrás tener otra opción dentro de su especialidad, los mariscos