Que este lugar se llame«La Lagunilla» es una referencia inmediata para todo chilango que se precie de estar familiarizado con la Meca de la antigüedad, pero si no suena a nada de momento, basta con entrar para entender esta relación. Me gusta y me sorprende mucho que en Puebla la mayoría de las tiendas de antigüedades tengan cosas que sí son antiguas y que sí vale la pena simplemente ir a ver, como me imagino siempre que leo en las novelas que los personajes entran a ver antigüedades. En «La Lagunilla» puedo pasar horas, como si fuera la exhibición de las cosas que no cupieron en el museo de lo antiquísimo y cool, y además ¡las puedes tocar!(la mayoría), y examinar cada partecita para ir encontrando nuevos detalles con cada visita al museo de antigüedades, donde, además, si llevas suficiente puedes llevar un trozo de pasado a tu casa.