Quizá un adolescente dejará de leer lo que escribió una mamá que invita a los padres a inscribir a sus hijos en una escuela donde los traerán «cortitos», pero si de recomendar se trata, la Secundaria 32 es una muy buena opción de educación básica oficial; sobre todo pensando que al dejar la Primaria nuestros retoños ya no se quedan con un simple«estate ahí» y las hormonas empiezan a volverlos algo rebeldes. Les platico: se trata de una vieja casa sin grandes espacios y más bien con un aspecto de laberinto. Eso fue precisamente lo que le atrajo a mi hija, mientras que a mí me aterró la idea de lo difícil que sería dar con algún alumno que se «perdiera» entre sus rincones. Estaba equivocada, pues la primera junta a la que acudimos disipó mis miedos por completo: si bien un cambio de clase obliga al movimiento de los alumnos, éstos son vigilados de tal manera que no dejan escapar barullo alguno, salvo el sonido de la chicharra. Además, son muy escrupulosos en la cuestión del uniforme y el aseo personal, lo que los adolescentes podrían alucinar aunque se trate de mantener hábitos para la posteridad. Sin embargo, premian este aspecto junto con la puntualidad, asistencia y conducta por medio de banderines para el grupo. Sé que el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes dependerá de su propio esfuerzo, pero como mamá de una egresada puedo decir que mi hija, de vez en cuando a regañadientes, finalmente cursó la secundaria en la 32 con buenos resultados.