Sobre San Francisco en esquina con Miraflores, en plena Colonia Del Valle se ubica este restaurante. Es un sitio pequeño, algo escondido, totalmente familiar. La decoración es, para mi gusto, sobrecargada de elementos entre italianos, velas derretidas y envases de Stella Artois. Aunque el sitio es acogedor y la música te transporta al país de la bota. Lo importante, claro está, es la comida. Que sin dudas hace brillar a este lugar. La carta contempla antipasto, sopas, ensaladas, pastas, pizzas y platillos de elaboración con pescados, aves y carnes rojas. También se ofrecen vinos pero su bodega es promedio. Salvo por algún que otro italiano no hay mucho de que jactarse. Probé la sopa minestrone. Me gustó, a mi compañía que también probó el platillo se le hizo salado. Las verduras eran abundantes y en buena temperatura. Mi única crítica es que unos minutos más de cocción y las verduras hubieran quedado perfectas. Pero lo que se me hace irresistible es la pasta. El Fettuccine Alfredo es clamoroso, suave y de gran sabor. La atención es buena. Y los precios accesibles. De lunes a sábado cierran a las 10. Y en domingo a las 6. Recomendable, una agradable y escondida sorpresa. Ideal para los que pensamos que no todo es Italianni’s en esta vida.