Daban las tres de la mañana cuando el anfitrión de una fiesta decidió corrernos de su casa tras encontrar un lago de vómito en el sillón de sus padres. Lampareados, todos salimos despedidos a la calle para buscar el camino de regreso a nuestros hogares. Yo estaba buscando taxi sobre Marina Nacional cuando me encontré con una hamburguesería que pintaba bien, con antojo de borracho pedí una hamburguesa de arrachera y unos nuggets de pollo, fueron la gloría en la tierra. Hace poco me decidí a buscar de nuevo ese puesto, para saber si era tan bueno como lo recordaba o todo había sido una ilusión causada por el alcohol. Me causa alegría constatar que efectivamente, las Hamburguesas Marina son igual de buenas en estado de sobriedad. Aparte de una enorme variedad de hamburguesas, también sirven antojitos como banderillas, alitas, papas a la francesa, y nuggets. Cuentan con una barra y dos mesas en la calle. Se ve que son populares, en el tiempo que estuve ahí, me tocó ver policías, oficinistas, colonos, viene vienes, y demás ordenar varias hamburguesas, cuando digo que varias no lo hago en sentido figurado, a veces les llegan órdenes para llevar de hasta cincuenta hamburguesas. La hija de los dueños tiene un puesto contiguo de postres y cafés, el pastel se sirve en rebanadotas.