No soy fan de los tamales pero un día saliendo de clase de yoga a las 3:30 pm, moría de hambre. Soy de esas histeriquitas que la suelen hacer de tos cuando han pasado horas y no ha entrado bocado a mi cuerpo. La pensé varias veces ¿Tamales? Pues a ver. Obviamente me sacié el hambre. Los tamales me parecieron buenos, aunque no soy la gran conocedora. Pedí uno verde y después uno de dulce. Nunca había probado el tamal de dulce y como ya andaba en esas me decidí a hacerlo en ese momento. El de dulce no me gustó, lo dejé a medias con un poco de remordimiento. El verde me pareció bueno. Creo que es un buen lugar para hacer tu pedido para la tamaliza sin que sean especiales.
Roberto F.
Tu valoración: 3 Mexico City, México
–Vamos a desayunar– dijo. –Pero a un lugar rico y barato– respondí entusiasmado y muerto de hambre. Al llegar, lo primero que pensé fue: –No me quiero sentir comiendo en un gallinero con esas rejas. Estoy de acuerdo, con que la tendencia de última moda en decoración sea lo natural, lo orgánico, la vista de un lugar que se preocupa por la ecología y más en esta ciudad. Y sinceramente dije NO, pero considerando que la persona que me invitaba, es de gustos exigente, le di una oportunidad. Rico, barato y sustancioso. Los platos bien servidos, no pedí tamales por que no soy fan, pero lo que probé me gustó. La atención y el ambiente, y cuando digo sustancioso, me refiero a que los platos van bien servidos, no te quedas con hambre pero tampoco sales rebotando. Y a comentar por el corral(que tanto me desagradó), confieso que sí ofrece cierta privacidad. No es el primer lugar al que acuda y escoja comer en el exterior, pero es que, a diferencia de otros sitios, este no cuenta con un techado amplio. Pero se los recomiendo.
Néstor M.
Tu valoración: 4 Mexico City, México
Estudié durante cuatro años y medio la licenciatura en la Colonia Roma. Aunque a veces, una vez al mes o incluso menos, tenía un presupuesto holgado, regularmente buscaba encontrar lugares baratos donde comer –vivimos dos hombres en mi casa, lo que quiere decir que la comida no es lo que abunda – . Aunque encontré muchos lugares buenos para comer una comida corrida o alguna garnacha, lo más difícil era encontrar dónde cenar sin tener que pagar mucho, todo gracias a la creciente vida nocturna de esa colonia. Mientras caminaba para comprar algún pastelito en la tienda más próxima a mi escuela, vi de reojo, en la calle de Jalapa, Los Tamales de la Roma –aunque nunca he sido muy tamalero, ese día el hambre me ganó – , entré y vi la carta: tamales oaxaqueños verdes, los clásicos también verdes, mole, dulce, sin embargo, lo que me sorprendió fue ver tamales de Nutella o uno –que es el que más me gusta – , de cochinita pibil, que ahí nombraron como Pibipollo. Sigo sin ser un gran fanático de los tamales, pero si me da la noche en la colonia Roma, los Tamales de la Roma siempre son una de las primeras opciones para cenar barato y muy rico. Pero, no todo son tamales, si tienes antojo de alguna otra cosa, puedes ver la carta y pedir, a cualquier hora, longaniza en salsa de chile morita, chilaquiles, una chapata, hamburguesa o una, nada despreciable, variedad de platillos típicos y otros no tanto. Pero si vas a los Tamales de la Roma por primera vez, debes comer un tamal. ¿Lo mejor? Un atole de cajeta, tamal Pibipollo y para rematar uno de dulce rosa.