La Veracruzana

Para comer pescado y mariscos en la Roma, eso es un lugar muy bueno. La cocción es perfecta, los ceviches son frescos y bien hechos (con más limón mejor, y dan el limón aparte para que a los que no les gusta demasiado el sabor ácido), me fui tres veces con mucho gusto. Quizás hay mejor, pero me gusta en lugar y el servicio muy agradable.

En el mar la vida es más sabrosa, y aunque una esté varada en la selva de concreto (ya mátenme, dos clichés en una sola oración) lugares como La Veracruzana le dan sabor a la colonia Roma.
Es un lugar familiar (sin hipsters como en La Romita, por ejemplo) sin más pretensión que la de vender unos mariscos muy sabrosos, estilo Veracruz como su nombre bien lo dice. Me encanta que tengan varias propuestas de menús, súper razonables de precio si consideramos que los mariscos no son baratos, tal vez por eso suele haber mucha gente sobre todo en fin de semana, sin embargo su servicio es súper hábil por lo que no tendrás que esperar mucho por una mesa.
Yo no sé si serán los colores de la decoración: el verde, el azul y el blanco, pero yo me siento en el Puerto.

No es la embajada veracruzana aún, pero está cerca. No se puede llorar si eres de Veracruz y pisas el local invadido por el tono verde limón de las paredes, tal como si estuvieras en un local del Mercado Malibrán en el Puerto. Amo sus inspiraciones alvaradeñas y las picaditas, que son el regionalismo más salvaje que distingue a los jarochos cuando se refieren a esa tortilla de masa pellizcada en los bordes, el llamado sope en esta ciudad. La cortesía con que tratan a los visitantes es única porque hay un caldo de camarón como cortesía de cada platillo de la carta que se pide. Aunque no tiene estacionamiento, si tienes auto te dan una hora de cortesía en el estacionamiento se la plaza que esta enfrente.

Una marisquería que sea mantenido en el gusto de público por más de 20 años, con el tradicional sazón jarocho.
De entrada un cóctel chico de camarones, para entrar en calor y después un arroz a la tumbao, sensacional.
O tal vez un guachinango frito, estilo al mojo de ajo, con una cerveza bien fría.
Jamás he llegado al postre, pues entre las picaditas de camarones y los plátanos alvaradeños, poco hueco sobra, pues las porciones son bastante generosas.
Tenga en mente que va a ir a una comilona del puerto.

Como buen jarocho que soy, apruebo y recomiendo este sitio. Muchos lugares y puestos de la calle tratan de hacerse fama a nombre de la rica sazón que tenemos en Veracruz, pero la verdad es que pocos lo consiguen, ni los dichos tamales jarochos, ni existen en Veracruz, una vez los probé y en ninguna región del estado se preparan así, pero bueno.
El punto es, que no es restaurante como tal, es una fonda con platillos y mariscos estilo Veracruz, y sí, lo lograron y me encanta. No sé si el dueño sea originario de allá pero el caso es que está buenísimo. Los mariscos están frescos lo cual es otro de los puntos buenos del lugar.
Un poco reducido el lugar pero muy ameno y acogedor, sólo me faltó la marimba para sentirme en mi tierra.

Solo en dos ocasiones he tenido la oportunidad de ir a Veracruz, una a Xalapa y otra al puerto y les puedo decir que ir a este lugar es como regresar a ese bello estado. Desde que entra uno al restaurante se introduce uno a otro lugar. Cuando fui a puerto llegue a casa de una amiga de mi madre y este lugar se asemeja mucho a esa casa. Es un espacio que de inmediato da la impresión incluso de que el clima hubiera cambiado por arte de magia. Muy acogedor.
La comida es deliciosa y encuentras platillos totalmente originarios de esa zona del país. Desde unos taquitos de hueva de liza hasta filetes de pescado preparados de muchas formas. Los drinks están buenísimos y todos los mariscos súper frescos.
Los precios son muy moderados y te puedo decir que con $ 200 pesos la puedes armar de lujo incluido las chelas o una copita de vino blanco. El lugar es de eso que se antoja hacer sobremesas largas, sobre todo porque puedes cerrar con un café que traen directo de Coatepec, Veracruz.
Cuando entras al restaurante puedes ver una barra donde tienen los mariscos y ya desde ahí se te empieza a hacer agua la boca. La ubicación es un poco complicada pero puedes llegar por metrobus, ya que queda a una cuadra o en pecerito, así chupas y no manejas. Un lugar de esos a los que no te cansas de ir nunca.