Ubicado en el callejón de mesones, este lugar de comida corrida alcanzó su fama entre los jóvenes por vender la chela barata. Aquí podrás disfrutar de un ambiente chelero universitario(eso sí no hay música, mas que de vez en cuando alguien se anima a poner un par de canciones en la máquina de discos), y de paso comer por un muy bajo costo(al lado hay una tortillería donde puedes comprar unas para acompañar los alimentos). La decoración del lugar es muy rudimentaria, sólo una limitada rocola y una gran espejo adornan el lugar. El servicio es bueno; sin embargo el señor puede ser un poco adusto y llega a ser lento. Lo ideal y lo más barato, es pedir caguamones para compartir. Y para no hacerse bolas con la cuenta, pagas al momento en que te sirven. Por su ubicación lo mejor es llegar a pie.