La Graciela

Cualquier lugar que tenga una buena, extensa y rica variedad de cervezas artesanales merece al menos 4 estrellas de mi parte, no sin antes pasar el filtro del buen servicio, instalaciones cómodas y sobre todo un excelente ambiente. Si vienes en fin de semana o incluso un día cercano a éste, de seguro te toparás con mucha gente y es muy probable que no tengan mesas disponibles, claro que tienen la opción de la barra donde también puedes disfrutar de una buena cerveza.
Cuando vine, la verdad no me fijé si tenían menú de alimentos, pero quién necesita comer cuando se tiene una Minerva recién servida frente a nosotros, con es cremosidad característica de las cervezas artesanales y un sabor exquisito. Los precios están decentes, no exagerados, aunque sí te conviene más ser atascado y pedir bebidas de a litro, ¿por qué no?

Es mi cuarta vez en Graciela. Siempre me la he pasado «bien» y… aunque ya tienen una lista más larga de cervezas artesanales la comida sigue estando bastante «meh».
Los precios, por el otro lado sí han subido y una cena para dos, cada uno con una cerveza grande anda arriba de los $ 500 sin entradas ni postre. No mal si lo que te comiste estuvo delicioso, que no es el caso. Yo sé que aquí lo que buscan es dar «comfort food» pero hasta para eso hay niveles. La hamburguesa solía estar buena. Ahora creí estar comiendo una de esas congeladas de Sam’s. El hotdog gigante está mejor, pero igual terminas con mal del puerco y preguntándote si valió la pena el festín de calorías. A la otra, mejor tomo «calorías líquidas»
Por el lado de la cerveza, su razón de existir, tampoco quedamos nada satisfechos. Esta cosa de las micro-​cervecerías es que no sabes bien qué esperar. Un brown ale más ligero y son cuerpo que una IPA? Una IPA que podría parecer roja o –peor– lager? Se agradece que lo intenten.
Las embotelladas de Primus me encantan y sé que hay pasión y calidad. Como parte del mismo grupo, siempre he esperado lo mismo de Graciela… aunque francamente nunca he encontrado lo mismo. Queda tan cerca de mi casa y oficina que seguro volveré a caer por ahí, pero haré todo por que no suceda!
Para mi alegría, la selección «ecléctica» de música me tuvo moviendo la patita todo el rato, logrando incluso que la calificación pasara de las dos estrellas a las 3. No exagero. Espero que le pongan más atención los dueños… y pronto!

Entre la calle de Orizaba y Querétaro en la colonia Roma Norte, se encuentra este cómodo y apacible lugar de cervezas artesanales, basta con ver la carta y que la mesera (muy amable por cierto) te explique los tipos de cervezas que ofrecen y las características que hacen única a cada una, para empezar a sentir curiosidad por probar cada una de ellas. Difícil recordar todos los nombres, pero les puedo recomendar la sangre de musas, una deliciosa cerveza suave con un toque de jamaica. Pueden botanear con guacamole o alitas, que en realidad son de sabor promedio, tengan presente que la protagonista del lugar es la cerveza.: P

Microbrewery with bar food. Serves a dozen rotating taps (big for Mexico) about half of which are their own brews and half a mix of other locals, large Mexican crafts (Tempus, Calavera) and the occasional random import (Belhaven Best and Leipzig Gose on a recent trip). Liquor as well from the bar — some decent and cheap mezcales often make their way into a special.
Food is good as far as pub food goes. Only somewhat vegetarian friendly, but the fried fish tacos are quite good. Heavy on the deep fryer but some interesting combinations.
Great atmosphere and location. Inside and out both have great seats and the beers come in sizes large and larger so it’s a great spot to meet friends. Honestly the beers would earn probably 2.5−3 stars for me, but the whole experience is worth the four.

Este lugar, relativamente nuevo, es parte de esa nueva ola que ha aparecdo en la ciudad en los últimos años: las cervecerías que, al estilo de Europa central, producen sus propias bebidas para ofercer una alternativa bastante interesante a las marcas que ya todos conocemos. Quizás no sea para el agrado de todos, pero definitivamente uno tiene que ir por lo menos una vez en su vida para experimentar y conocerlo todo.
Esta cervecería en particular tiene, desde mis punto de vista, dos tipos de cerveza bastante agradables: su cerveza de menta, la cual (¡qué sorpresa!), sabe a menta. En lo particular a mí no me gustan este tipo de cervezas, pero para a los que sí, de segiro esta será su facinación pues, para distinguirse de otras cervezas de este sabor, ésta tiene el sabor más que cargado (demasiado para mi gusto).
La otra es su cerveza ambar (aquí conocida comoAmerican Amber). Ésta. contraria a la anterior, es de mis favoritas, con un sabor mucho más sitíl y un color rojizo que la hace bastante atractiva a la vista. Además, como buenas cervez de esta clase, tiene un sabor no tan ligero pero con una densidad bastante baja (contrario a las cervezas oscuras, las cuales son muy densas).
Eso sí, este lugar tiene una falla un poco grave: la comida no es la mejor. No es mala, pero sí creo que es un poco elevada para el sabor que ofrece. Mi recomendación: vete cenado y limitante a pedir un par de órdenes de papas.

Aunque es un bar-​microcervecería con producción propia es muy difícil encontrar las cervezas que elaboran ahí (se acaban muy rápido), sin embargo siempre tienen algo nuevo con qué alegrar tu paladar.
Los meseros explican el estilo y los sabores de las cervezas como si se hubieran aprendido de memoria la entrada de Wikipedia, pero bueno, hacen el intento.
La música es agradable, ni tan fresa, ni tan pesada, ni tan indie, a un volúmen muy agradable, aunque en la parte interior sí llega a sentirse el volúmen más elevado.
El local es una propiedad bajo resguardo del INBA y tienen ventantas para que veas cómo se hace la cerveza que ahí producen.
Además organizan cursos intensivos y talleres para que tú aprendas a hacer cerveza casera. El costo es de $ 500 e incluye curso, comida y un vaso de cerveza.
¡Apoya a tu cervecería local!

Recientemente asistí a este lugar atraída por su supuesta variedad de cervezas de barril, sin embargo, resultó que no tenían todas las que se anunciaban en la carta.
Aún así, el lugar me resultó muy agradable, con precios razonables (de unos 50 a 170 pesos dependiendo el tamaño del tarro) y comida muy rica.
La cerveza de barril se sirve en vaso de 355 ml, medio tarro de 450 ml y tarro completo de 900 ml.
Aunque si no te decides existe la opción de pedir varios vasitos de prueba para catar las variedad y entonces repetir con tus favoritas.
La música es un desacierto, no sigue ninguna línea y parece más bien que alguien puso su iPod en aleatorio con canciones sin conexión alguna.
Recomiendo sobre todo la Tempus «una tal ámber», es muy refrescante, ni tan fuerte ni tan ligera. Acompañada del platillo llamado «La salchicha del Mosh».

La Graciela, es una microcervecería en donde se puede observar dónde y cómo hacen la cerveza, ya que ahí mismo la preparan. Así que se puede disfrutar en sus diferentes texturas. Puedes degustar cervezas de todo tipo: de clara a oscura, con especias o afrutada. Para todos los gustos hay cerveza. Pregunta por la cerveza del día porque el maestro cervecero busca nuevos sabores para asombrar a su clientela constantemente. En la tarde, es un lugar tranquilo donde se puede comer y es kidfriendly. En la noche, el nivel de música y gente es alto, así que no lo recomiendo para salir a platicar. Es un buen lugar para ir en grupo, estar en un ambiente relajado y tomarse un tiempo para descubrir nuevos sabores dentro de una cerveza. Si te interesa más el tema de la producción de la cebada, pregunta por las catas y las pláticas que realizan.

La calle de Orizaba, en la Colonia Roma, se ha vuelto el centro de los cerveceros para degustar su bebida de preferencia.
La Graciela es un lugar a gusto, cómodo, con mesas adentro y afuera en la banqueta, que cuenta con una gran cantidad de cervezas artesanales dispuestas a satisfacer los paladares exigentes de los hípsteres y fresas.
Banquitas de madera, un ambiente rústico y música en inglés a nivel moderado sientan el ambiente para que pruebes una chela de barril, una Cucapá Honey o una Tempus doble Malta para vencer el frío mientras platicas con tus cuates.
Es ideal para llegar en la tarde, pedir un sandwich de roast beef o unas papas Graciela y luego ver qué depara la noche.