El Paricutín

Cuando era pequeñà la comida de este lugar era obligatoria todos los sábados, así que terminó por cansarme. Después de varios años me reconcilié con el restaurante y pude valorar su sabor.
Mi familia no es muy fan de la carne de cerdo, entonces solo compraban pollo adobado, son pollos bastante grandes con salsa de adobo bastante ricos, pero en ese tiempo solo pensaba en por qué no compraban carnitas. Un día, mientras esperaba nuestro turno con mi papá nos dieron una quesadilla de sesos a cada uno, mi papá me dijo que era de pollo, me la comí y me supo más deliciosa que el pollo, le pedí que comprara más y esta vez sí me hizo caso, ahí fue cuando me di cuenta que había comido sesos y que la idea era asquerosa pero solo eso, porque era deliciosa. Así, a la comida se le agregaron las quesadillas de sesos, luego el kilo de maciza hasta que después de varios años, cuando volví a comer aquí, se le unió el chamorro.
En este local tienes dos opciones, comer en el restaurante o pedir para llevar, en ambas posibilidades, si es fin de semana, tendrás que esperar un poco. Yo nunca he comido en el restaurante porque a mi familia no le gusta romper tradiciones, pero siempre hay momentos para resignificar lugares.