Este es un claro ejemplo de que caminar por la Ciudad te trae gratas sorpresas. Ya había pasado por esta calle en coche, pero no me había dado cuenta de la existencia de este lugar, hasta que un día lo descubrí caminando. En la entrada se narra la historia de esta casa, que funcionó como refugio de varios escritores y periodistas perseguidos en su país de origen. Cuando entras puedes ver los salones donde también se enseñan diferentes temas de literatura: tienen cursos de narrativa, crónica, escritura, etc. También abren el espacio para exposiciones artísticas. Conforme te adentras a este lugar descubres más cosas, como la librería que tienen y el restaurante La casa de la Yeya. Es un buen lugar para pasar el rato, porque te puedes sentar en el patio a leer un buen libro y disfrutar la brisa de los árboles.
Raúl A.
Tu valoración: 4 México, D.F., México
Este es un auténtico refugio de la literatura. Yo creo que todos tenemos uno y para los que están por crearse ese espacio pueden encontrar posada en esta casa. Hace un año estuve tomando un curso de creación literaria. Los jueves presentan un ciclo llamado jueves Literarios donde se da muestra de las actividades actuales de los escritores en turno. También dan seminarios y talleres. Es cuestión de que se animen a entrar a esta casa para explorar las ofertas que ahí se ofrecen
Lucía T.
Tu valoración: 4 Mexico City, México
Librería, talleres, restaurante y presentaciones de libros. Hace años conocí la Casa Refugio Citlaltépetl, tomé un curso de escritura creativa. Me gustó. Es una casa parecidas a las de dicha zona –Condesa– la cual fungió como lugar para refugiar a escritores y periodistas que estaban en peligro en su país. No sé si aun abren sus puertas a esto lo que sí es que continúan con talleres literarios y de otros tipos. También aquí tuve la oportunidad de estar en una plática que dio el escritor Guillermo Fadanelli acerca de Ricardo Garibay. De Garibay sólo había escuchado un poco y saliendo de la plática fui en busca del libro La casa que arde de noche. Un libro corto y muy bien escrito. Me recordó un poco a Rulfo. El lugar también contiene una tienda de libros, y el restaurante es La Casa de la Yeya, una franquicia que vende comida mexicana. Gorditas, tacos, carnitas, enchiladas. De muy buen sazón. Un centro de refugio y sobre todo una posibilidad de encontrarte con otras personas que están en la búsqueda literaria.