“Boulanger”

Aquí hay para todos. Quien quiera comer, encontrará menú del día y a la carta. Quien quiera tomarse un café y platicar, encontrará mesas en la banqueta y espacios confortables en el interior, y podrá pedir alguno de los varios postres que ofrece el lugar. El que quiera un helado, también encontrará una buena variedad. Y el que ande buscando un pastel de cumpleaños para llevar, encontrará muchos, de los sabores típicos.
Yo siempre voy por cien gramos de galletas para llevar. Son muy ricas. Mis favoritas son las de chocolate y las donitas que tienen mermelada en el centro y azúcar glass espolvoreada encima.
Por ahí dicen que las malteadas de piñón son exquisitas. Yo no las he probado, pero suenan interesantes. Una razón más para visitar este pequeño oasis en medio del área más congestionada de la Narvarte.

Boulanger no es sólo una cafetería, puedes comer, desayunar o cenar completo, puedes pedir unos panes o pasteles (riquísimos).
El local está siempre limpio y es un tanto acogedor, es de esos lugares en los que puedes pasar horas sentado sin darte cuenta. Personalmente recomiendo que pidas una mesa al interior, pues las mesas de la banqueta son algo incómodas por ser de esas tipo «periquera» y además hay muchísimo ruido en la calle.
El servicio es bueno, la gente siempre es muy amable y atenta, un tanto lento si pides de comer algo grande, pues todo se prepara al momento.
Los precios son baratos y su café negro americano (sí, ese «sencillo» café) es muy rico.