No tengo lavadora en la casa y esto me hace esclavo de las lavanderías del barrio de Santiago, de sus horarios y sus precios. Intento siempre juntar el máximo de ropa sucia para llevar a lavar porque a más quilos más económicos cuesta. Es el caso de la lavandería La Rosita, a sólo una cuadra del Parque de Santiago. La señora que regenta el establecimiento es simpática y tiene un trato familiar con todos los clientes. Dependiendo de lo que uno necesite y esté dispuesto a pagar, ofrecen la posibilidad de tener la ropa lavada, secada y doblada en tres horas o incluso a tres días. Realmente si uno necesita rapidez este es un buen lugar. Aún así, hay días que a la señora se le pueden extraviar alguna prenda de ropa, y al llegar a la casa te das cuenta de que te falta un calcetín o tienes un short de más.