Casa Santa Ana

Café Crème es una verdadera delicia. Deja este lugar para un día que te quieras apapachar con un buen desayunito, un café de dioses y un postre como nunca.
Los huevos están bien buenos, pero son huevos, no tienen nada del otro mundo, igual muy ricos, pero son huevos, de esos que hay en tu casa y te puedes preparar tu solito/​a. Si ya estás acá, te recomiendo el quiche que está increíble, lo preparan con espinacas y queso de cabra.
Bueno, ahora entramos al café, el café es la cosa más deliciosa. No hay como un buen aroma a café y que tu café sea una delicia y acompañado de tu panecito dulce, ¡uf! Te recomiendo llegar temprano porque el pan dulce vuela, es que es delicioso y tienes que probarlos, ya sea el pain au chocolat o los croissants, los demás están también buenos, pero si hay de estos, ¡pídelos!
El servicio medio medio, creo que es uno de los puntos que podrían mejorar.

Un lugar fresco y agradable para pasar el día tomando un café con los amigos y saboreando uno de los postres franceses que ofrecen en la vidriera. Café Crème de Casa Santa Ana llegó a mi vida gracias a una junta de trabajo de las chidas, cuando mis amigos decidieron que tiraríamos ideas sobre una de las mesas de este lugarcito cerca de Santa Ana. Les puedo decir que salí muy feliz de ahí, y creo que es un lugar ideal para juntarse a tirar el chal y platicar horas y horas. El ambiente es super tranquilo, fresco e inspirador, el mobiliario es ecléctico, con objetos muy lindos que combinan muy bien entre sí, y tanto el café como los postrecitos están de cinco estrellas.
El placer visual del lugar se completa con la repostería francesa que exhiben en sus vidrieras, una hilera de postres que se ven deliciosos y hermosos al mismo tiempo. Desde que los ves, se te empieza a hacer agua la boca.
El café latte que me pedí estaba bastante bien, justo en la medida que me gusta. Además, pedí un pastelito de chocolate que devoramos entre todos, y la verdad nos vimos muy civilizados, porque en otros tiempos de mi oscura juventud, ese postre no hubiera durado ni dos minutos en la mesa.

El Café Crème que está en Casa Santa Ana es algo especial.
Si andas con ganas de tarde azucarada este puede ser un buen lugar. Sola o acompañada se disfruta el café negro y el postre del día, tienen quiche en la comida con muy buena textura. Tienes un café negro que despierta buenas conversaciones y una terraza muy cómoda para pasar la tarde leyendo.
El dueño es un francés que ya entrada la tarde-​noche también le hace de mesero, es de lo más sencillo y amable, y en alguna ocasión me preparó un postre porque no tenía antojo de pastel y era un betún de chocolate bastante rico.
¿Qué más?
Pues tiene una de estas arquitecturas atractivas y poco uniformes. Con algunos muebles de diseños excéntricos que acompañan la velada y con un baño amplio de grandes espejos.
Es un lugar de lujo no cotidiano. Una cuenta completa (comida, café y postre) sale por encima de los $ 100, pero la pasas bastante bien.

Soy una amante de la buena vida y los grandes placeres que nos podemos dar como seres humanos, como ricos postres para saciar el antojo dulce que para mi mala o buena suerte esta los 365 días del año.
Casa Ana es un lugar para disfrutar la buena vida, no hay forma de perderse, es una casa azul en la mismísima esquina y esta escrito con letras gigantes de color blanco con el nombre de este paraíso de sabor.
La especialidad de la casa es el café y los postres, la mejor combinación del mundo mundial mundialisto del universo. Otro gran detalle es atendido por su propio dueño que te hace sentir en casa.
Les hablaré del brownie, prepárense para deleitarse del manjar que les voy a describir. Su textura entre esponjoso y durito por el chocolate, que cuando le das un pequeño mordisco sientes el cacao en tu paladar que luego con un sorbo de café, complementa el sabor supremo que nos lleva al paraíso terrenal.
Casa Santa Ana me enamoró y ya no lo podré dejar jamás.

Casa Santa Ana.
En un recorrido por la calla 60, me encontré con este lugar escondido casi del resto de atractivos del barrio de Santa Ana. Una casa azul en la esquina que puede parecer normal pero que cuando la miré con atención, me llamó su estilo simple de diseño en la fachada y el color de la misma.
Casa Santa Ana no anuncia a lo lejos qué es, sin embargo mientras uno se va acercando puede ver el letrero que nos indica en francés, que se trata de una panadería y cafetería al estilo de ese país de Europa. El servicio es bueno y rápido, el sabor de sus productos es rico. Poseen una gran variedad de panes que invitan a ser acompañados por una taza del café que también ofrecen.
Casa Santa Ana es una buena opción, yo diríà la mejor, que hay para comer pan dulce dentro de la zona en la que se encuentra, aunque su locación puede hacer posible que la pasemos de alto.