Artículos usados

Personas curiosas, coleccionistas y lectores empedernidos, aquí pueden encontrar un paraíso que casi pasa inadvertido pero que si te internas en sus pasillos puedes descubrir grandes tesoros.
Esta tienda de segunda mano te sorprende con todo lo que puedes encontrar en su interior, lo primero que hay que destacar es la cantidad de libros que tiene, el nombre del negocio debería hacer referencia a esto ya que forman parte importante del inventario. Puedes buscar del tema que quieras y seguro encontraras algo, además de manera muy fácil porque todo está perfectamente organizado. Según me comentaron, es negocio de compra y venta así que también es opción para ir a deshacerte de esos libros que ya no te interesan a cambio de unos pesos.
Ahora que solo andas de curioso entre muebles, y objetos de oficina, te encuentras unas muletas, una cámara vieja o te señalan las nuevas adquisiciones que el dueño compro.

De mis imperdibles cuando me da la loquera del libro usado: aquí he pasado horas de la vida buscando entre anaqueles alguna joyita literaria, o alguna edición vieja de los clásicos de ayer y hoy. Y la verdad me ha ido tan bien, que siempre regreso por más dosis.
También he estado del otro lado de la moneda: cuando la necesidad aprieta, y lo único valioso que tienes en manos son tus libros. Aquí he vendido esos libritos que sé que no me van a pesar mucho al sentir su ausencia en mi librero, y siempre me han pagado bastante bien, a comparación de otros lugares en Mérida.
El bien más preciado que encontré en esta librería fue la colección de «Elige tu propia aventura», unos libros que conocí de niña y que reencontré aquí, en los que te ponían preguntas sobre cómo debería seguir la trama y tú tenías que elegir por ejemplo, si subías la barda o cavabas un túnel. Todavía recuerdo la emoción que sentí al encontrar el primero de estos ejemplares en un anaquel de este lugar. Tuve que contenerme para que no se notara que estaba dispuesta a pagar lo que sea por él. Y cuando el encargado me dijo el precio, saqué mis monedas de la bolsa y lo pagué inmediatamente.
Pero además de los libros, aquí encuentras muebles de todo tipo, libreros, escritorios, tocadores y otras cosas. Aunque el lugar se ve muy modesto por fuera, por dentro se extiende en la profundidad del espacio y te deja ver un montón de tesoros escondidos.

Andaba yo de scouting por el Centro Histórico de Mérida, pasando por calles poco usuales para mí, cuando vi una tiendita que anunciaba un remate de libros usados. Me acerqué porque donde hay libros ahí voy yo, pensando que no podría encontrar gran cosa en un negocio de apariencia tan modesta.
Soprendentemente, me encontré con toda una cornucopia de libros usados. Pasillos tras pasillos de hermosos (y no tan hermosos) ejemplares de literatura, textos y enciclopedias de todo tipo. Meterse entre estos anaqueles fue como encontrar un arca de tesoros.
Lo que más me llamó la atención fue cómo, a pesar de su aparente desorden, los libros estaban perfectamente bien escorados y clasificados por secciones, autores y orden alfabético, además de que los encargados demostraron conocer bien su catálogo. Me perdí un buen rato explorando entre esas bellezas.
Además de libros, se pueden encontrar muchos otros artículos usados como discos LP, aparatos de oficina, accesorios para personas con discapacidad y toda clase de cachivaches que ni podría empezar a enlistar.
Por último, la tienda es también una mueblería (como si le faltara ser algo más). Los muebles son muy bonitos y nuevos, según me explicaron hechos por un carpintero con quien el negocio tiene convenio. Después descubrí que en ese mismo lugar mi madre había mandado a hacer un mueble para computadoras que le quedó muy práctico. Qué pequeño es el mundo.