En lo que otros no verían más que un pedacito de terreno para hacer un estacionamiento de 2 autos, los de Amsterdam Alley tuvieron a bien el montar un barecito, pequeño, apretado, pero con buenas pizzas estilo Chicago y malteadas que no se parecen a nada de lo que se ofrece por la zona. Aquí la única complicación es el espacio, porque se llena muy rápido y si no llegas temprano te vas a tener que esperar un rato. El ambiente es relajado, suena puro rock and roll y las bebidas están buenas, pero la verdadera razón para visitarlos es por sus pizzas estilo Chicago, que las hay desde la medida personal hasta las más grandes para compartir, están repletas de queso y sus ingredientes están buenos. Te recomiendo que los visites y que pruebes las pizzas con una malteada o alguna de sus cervezas, la carta es grande, pero tienes que llegar con la claridad de que este no es un lugar cómodo, por lo mismo es probable que no te quieras quedar toda la noche. No hay sillas, son banquitos de madera sin respaldo y las mesas están pegadas a las paredes por lo que si vas en un grupo grande, quizás lo mejor sea dividirse o que varios se queden de pie, esto me parece natural por lo pequeño del espacio, pero tampoco es como para no visitarlos. La atención es regular, los meseros son pocos y cuando se llena hay que andarlos cazando, pero repito: nada como para no visitarlos, más bien es para mejorar. Yo que soy un fanático de la pizza y me las sé todas, me gustó descubrir este pequeño local y sus pizzas, me quedaron ganas de regresar pronto por otra y otra y otra.