A este lugar decidí probarlo la primer vez, por su aspecto agradable. Pese a ser un puesto callejero de esos que abundan en las calles no solo de la Ciudad de México, logra brindar una confianza en su imagen que se ve muy ordenada e higiénica. Así pues, invitada por su aspecto, su sazón terminó por atraparme. Los tacos son riquísimos sobre todo los de birria, pero claro que los de suadero, maciza y longaniza no se quedan para nada atrás, acompañados de su consomé correspondiente es una manjar, y además es gratis en la compra de los taquitos, así sea solo uno. Acudo a comer aqui cuando el puesto se me cruza en el camino, y cuando estoy muriendo y dejando de existir en medio de una cruda realidad; es un remedio mágico que te devulve a la vida. El precio es muy accesible, antes costaban 7 pesos, pero como todo en este país está por lo cielos pues también subieron de precio y ya cuestan 8, el consomé se mantiene en estado de calidad gratuita, y muy buena calidad. El lugar lo pueden ubicar por que se encuentra del lado del Panteón Sanctorum, enfrente hay una placita y sobre la banqueta se encuentra el puesto.