Yalit

A mí siempre me ha gustado el feng shui y todas las ideas orientales y tibetanas.
Cada que puedo cambio de posición los muebles de mi hogar, reviso mi clóset y si tengo ropa que no he utilizado en los últimos meses la saco y la vendo o se la regalo a alguien (la que está en buen estado, claro).
No me gusta almacenar cosas. En el hogar de mis padres siempre les gustó guardar cosas, tenían esa extraña manía de almacenar cosas pensando que algún día podrían ser útiles para algo y así pasaban y pasaban los años y nunca utilizaban nada de sus cachivaches.
No me gusta almacenar energía vieja, trato de que todo fluya todo el tiempo. Y lo mismo aplico a mi persona, pienso que todos estamos mutando a cada instante, ya no soy el mismo que comenzó a escribir esta reseña, todo está en constante movimiento, es por eso que cuando acompañé a mi querida amiga Lia a su estética preferida llamada «Yalit» a que se realizara un cambio de look en su cabello (llevaba años con el cabello largo, la convencí para que se realizara un corte moderno, corto, y al fin accedió), sus ojos se le desorbitaron cuando le dije a la encargada que deseaba pintarme el cabello de color negro.
-¡¿Qué?!, increpó Lía. Estas pero si bien loco, ¿por qué quieres hacer eso?.
–Yo le contesté: Pues para cambiar de look también, ¿qué tiene?.
–Y ella me dijo: Pero es que vas a parecer gay.
–Y yo le contesté: Pues voy a parecer pero no lo soy, qué importa.
–Pero ya ya ya, no llores, le dije. Solamente me voy a realizar un corte, ¿ok?.
Se tranquilizó un poco, mientras yo pensaba por dentro: Tal vez tenga razón, está muy loco pintarme el cabello de ese color cuando tengo las cejas claras, muy claras y no creo que sea buena idea pintármelas, ¿o sí?.
En fin, solamente me realicé un corte normal. Mi amiga quedó hermosa, ahora entiendo por qué le gusta venir a «Yalit». El lugar es amplio y tiene una buena decoración, además de un sinnúmero de productos y tratamientos para todo aquellos cabellos zacatudos que pasan por ahí.