Outback Steakhouse

Descubrí el Outback gracias a una revista que salía en Público. Se llamaba Ocio. Será hace unos ocho o diez años. Quizá más. Desde entonces les soy fiel. He probado prácticamente todo el menú. Me ha frustrado por ejemplo que retiren los calamares fritos o la picaña. Pero de pronto me sorprenden con algunas alitas deliciosas o la famosa bloomin’ Onion, o un corte justo en su punto. La atención es cálida. Siempre. Nunca he tenido una mala experiencia ni con la comida ni con el servicio. Tiene el plus de que cuentan con un área para peques. Eso es una ventaja cuando vienes en familia. Es necesario decir que los fines de semana se llena (cualquier sucursal) y es necesario esperar un poco más de lo acostumbrado (desde la entrada y hasta que los platos están en la mesa). Pero al final vale la pena. Como último punto vale la pena señalar que no es un lugar barato pero, insisto, vale la pena.

De los mejores lugares para ver deportes. A veces se atontan cuando hay mucha gente así que paciencia.
Y aunque no te gusten los deportes vale la pena venir por la comida y el ambiente.
Encontrarás aficionados de tu equipo y del contrario así que la tensión y rivalidad están a la orden del día, todo en un ambiente relajado.

Pese a los toques gringos de este lugar, sinceramente la comida y el ambiente son lejanos al de un establecimiento estadounidense. La comida es bastante rica y servida en cantidades más que suficientes para hambrientos.
El servicio es bueno en cuanto a rapidez y atención; nunca falta nada y se encargan de saciar tu hambre en menos de lo que un gallo cante.
Ideal para venir a ver partidos con amigos o para cenar en familia.

Adoro venir a este lugar, mi mamá me hizo fan de comer y cenar en este restaurante. He estado en muchas sucursales de distintos lados de México, pero este que está en contra esquina del centro Magno es mi favorito por que es como una casita en donde está construido. Aunque es un lugar muy concurrido el servicio siempre es impecable, muy rápido y con un toque de buena calidad.
Sí, es un lugar muy al estilo gringo en condiciones de producción de comida, aunque definitivamente está muy rico, pido casi siempre el salmón al limón o los camarones al coco, mi entrada favorita es la sopa de papa (pero les pido que le quiten el tocino), y si ando con ganas me acompaño mi comida de una cerveza Minerva.
Es rico venir aquí a cenar, se vuelve especial, esta sucursal me gusta más que todas porque está solita, no tiene a su alrededor tiendas departamentales como el otro que se ubica en plaza Galerías.

Parece que para ser buena la comida americana debe de servirse en gran cantidad… por lo menos en éste lugar es como si fuera una premisa que debe cumplirse totalmente en cada uno de sus platillos.
A éste lugar vine con mi familia en una de sus visitas a la ciudad, justo cuando acabábamos de salir del centro y nos dirigíamos hacia la Minerva nos topamos con el restaurante y como ya había escuchado de él decidí que era buen momento para conocerlo.
La verdad es que la carta tiene los platillos que generalmente encuentras en los lugares de comida americana, las clásicas costillas bbq no pueden faltar, yo me pedí una hamburguesa que resulto ser gigante al igual que el resto de los platillos, asi´que te recomiendo venir con mucha hambre y tiempo, el servicio es muy bueno pero no exprés.

Conocí el Outback hace muchos años y a primera vista me pareció un «Chilis» con otro nombre. Unas cuantas visitas más y, quizá mayor crítica de mi parte, me hizo darme cuenta de lo equivocada que estaba. Bueno, ni tanto, el menú si llega a ser muy parecido, es a veces como ver Family Guy y Los Simpsons, tienen muchos platillos gemelos, pero el sabor y la calidad en los alimentos es definitivamente mejor en Outback.
La última vez que fui a este sitio andaba celebrando una ocasión especial con mi novio, no teníamos mucho tiempo y éste nos quedaba de paso. Llegamos y de inmediato nos acomodaron en una mesa. Decidí pedir una michelada con clamato y salsas, muy rica, pero a mi parecer abusaba de condimentos.
Cuando veíamos el menú, el mesero nos indicó que ciertos platillos estaban en promoción y nos enseñó el menú donde estaban señalados. Yo pedí costillitas a la bbq, servidas con papas a la francesa + un tarro chico de cerveza y me costó menos de $ 130 pesos el paquete entero. Mi novio pidió una hamburguesa también con bbq y cerveza por el mismo precio. Según recuerdo el paquete está disponible los viernes e incluye varias opciones precisamente de bbq a elegir.
De los platillos «must» cuando vengo aquí es la sopa de almeja. Creo que es el mejor lugar para comerla –además que no abundan en Guadalajara– y lo mejor es pedirla servida dentro del bowl de pan. Neta no hay nada como irse comiendo la sopa y el plato al mismo tiempo.
También recomiendo las alitas o la entrada que es una cebolla frita. Es algo así como un aro de cebolla pero hecho con toda ésta, partida más o menos como una flor abriéndose. No sé, difícil de explicar.
Por último no puedo dejar de recomendar mi platillo estrella: Chicken Fried Chicken, pechuga de pollo empanizada servida con puré y un elote dulce a la mantequilla. Siempre que voy me esfuerzo mucho por probar cosas nuevas y variarle, pero creo que nada le ha podido quitar su lugar a éste.

Es un restaurante americano sin duda alguna y la primera vez que fui me recomendaron mucho que probara las hamburguesas y los cortes. Me gusta mucho su concepto, sus colores, sus mesas y toda su estructura. Es un lugar muy cálido para ir a convivir con la familia o amigos, o para tener una cita de trabajo donde pueda a ver una plática sin interrupciones y además con una rica comida de calidad. Todos los platillos muy bien servidos, en su punto exacto y buen sabor. Los postres también deliciosos!

Mi primo me decía una y otra vez que este lugar era riquísimo. Se me antojaba, pero si no iba, no era algo que me importara mucho. Pues un día fui, muerta de hambre y salí rodando. Desde ese momento se volvió de mis lugares preferidos. Estaba entre comer algún corte de carne o mariscos, que todo se veía buenísimo.
Me decidí por un salmón a la parrilla. De sólo pensarlo ya quiero ir a comer de nuevo, me encantó ese salmón. Tomé un litro de cerveza, aunque debo admitir que tienen una gran variedad de bebidas también y de lo que se me antojaba todo también.
Al final, aunque estaba un poco satisfecha, por alguna razón quería un brownie. Así que pedí uno para compartir; por el precio, casi cien pesos, me imaginé que estaba muy rico o bien surtido. Y sí, de sólo verlo quedé satisfecha: un brownie riquísimo, con una bola de nieve enorme y una de chantilly casi del mismo tamaño y cubierto todo de chocolate. En realidad es de los brownies más deliciosos que he probado.
Por eso, salí rodando. Ya sé que a la siguiente no comeré postre. A menos que vaya solamente a comer postres. El lugar es genial, muy agradable, con una decoración que me da la impresión de tonos rojizos, por la iluminación y la madera.

En cuanto entras al outback inmediatamente te recibe una hostees muy amable que te hace las preguntas de rigor, cuantas personas van a ser y te guía hasta tu mesa. Incluso, sino por algo no te agrada puedes mencionárselo y te ofrecen cambiártela para que te sientas cómodo.
En seguida te entregan el menú que la verdad tiene muchas cosas y si es la primera vez que vas (somo yo) no sabes ni que elegir. Me recomendaron un sandiwch de arrachera que me animé a pedir. Me lo entregaron bañado en su jugo (el mismo jugo de la carne que sale cuando la cocinan) y el platillo venía acompañado con papas (¡muchas!) bien servidas. De bebida tomó mi siempre fiel té helado natural, que fue lo que mas me gustó porque no era de maquina y ademas tenia refill. El platillo costo $ 130 más la bebida. así que si esta un poco caro.
La decoración es simple pero bonita, los meseros se tardaron ese día porque había mucha gente, pero en general el servicio es rápido. También tiene televisiones al rededor en donde pasan los partidos de fútbol, por si eres fan del deporte.

Me encanta ir a esta lugar, tienen una atmósfera estupenda los colores son amaderados y te hace sentir bastante relajado en el ambiente, la comida es deliciosa, en especial me encantan las costillascon salsa BBQ.!, no saben que manjar.!! Acompañado de una buena cerveza.!!
Este restaurante es ideal para que vayas a ver los partidos de fútbol con los cuates o simplemente para comer con tu familia o compañeros de oficina, el refresco tiene refil y puedes tomar la cantidad que quieras.
Las comidas son sustanciosas y no sabes cuando vayas acabar jaja los meseros son super educados y muy atentos, de hecho hay un momento donde el capitán se te acerca para preguntar si todo esta bien.
Estupendo servicio, buena comida y ambiente agradable distinguen este lugar… Otro punto a favor es el valet parking. Así que ni con el estacionamiento le batallas.

Es un lugar muy cómodo y la mayoría de los platillos están muy ricos. Es ideal para todo tipo de ocasiones, ya sea en plan familiar o para ir con tus amigos a tomar una cerveza después del trabajo y comer una hamburguesa o un jugoso corte.
La decoración es un poco difícil de describir, pues pareciera que tiene cosas como de alguna tribu australiana o algo así. Como dije anteriormente, la mayoría de los platillos tienen muy buen sabor, son simples y de buen tamaño, a excepción de algunos platillos donde tu cara de decepción será evidente.
Tiene un área para niños que está vigilada con cámaras, las cuales los padres pueden ver en algunos monitores desde la comodidad de su mesa. El servicio es bueno y ágil, no suele haber complicaciones con la logística que conlleva un restaurante.