Llegamos de un bautizo y mi cuñadita nos dijo que a su familia la habían invitado a una boda en esta hacienda… pensamos que iba a estar muy bien, íbamos a bailar, divertirnos, comer, en fin pasar una noche agradable y para variar de colados, su familia no iría solo amigos. No es que haya sido el lugar, al contrario es una hacienda preciosa. Llegamos y rápidamente buscamos un lugar para estacionarnos, tienen un amplio estacionamiento. Al entrar lo primero que ves es un enorme árbol iluminado, después las mesas distribuidas en el amplio salón, todo es al aire libre, lo cubren unas carpas blancas. Las mesas estaban muy bien decoradas, la iluminación estaba perfecta, los baños muy limpios. Pintaba para pasarla genial pero nos vamos dando cuenta que era una boda cristiana, no tengo nada en contra de ninguna religión es solo que cada quien con sus creencias y su manera de divertirse, lo entiendo. El que no nos hayamos divertido como pensamos no le resta valor a la hacienda, es enorme y preciosa.