Farándula

Un par de veces habré estado en la Farándula, pero nunca ha sido comiendo o viendo alguno de los espectáculos que organizan, así que esta reseña se va a quedar un poco coja. Pero bueno, si algún como aquí o vengo a algún espectáculo, ya la actualizaré.
Las pocas veces que he venido sólo he tomado algún café. Para el tipo de sitio que es, el precio está más que ajustado. Al menos a mí me da la sensación de que va a ser caro, pero no es así.
Siempre ha coincido que hacía buen tiempo, así que el local casi ni pisarlo, sólo para pedir. Esta es la única pega reseñable, que no tienen servicio de terraza, aunque tampoco es como para tirarse de los pelos. La terraza en sí es bastante acogedora. Mobiliario cómodo y vistas a la Plaza de la Convivencia, en una posición que nos permite estar protegidos del cierzo.
Vamos, que sin haber comido ni visto ninguno de sus espectáculos, la Farándula es una opción a tener en cuenta para tomarte algo tranquilamente si te encuentras por la zona.

Hace unos días estuve con una amiga comiendo… Todo empezó con un ¿dónde vamos? Porque era el típico día de comidas y cenas de empresa en el que todo el centro de Zaragoza estaba inundado de gente pasada de vinico y lentejuelas.
Caí en este restaurante… Lejos del centro, bien situado con fácil aparcamiento y con buena fama…
Fuimos para allí y nada más entrar, la primera en la frente. Reproduzco la situación:
— «Buenos días»
— «Buenos días ¿tienen reserva?»
— «No ¿hay mesa?»
— «Un momento por favor, esperen aquí (en la recepción del restaurante justo fuera de este, en la zona del bar)»
Y allí, estuvimos esperando. Camareros que entran, camareros que salen… Y nosotras allí… Hasta que unos 10 minutos más…
— «Oye, perdona (a un camarero) estamos esperando que nos digan si tenemos mesa desde hace más de 10 minutos»
— «Ya, pero yo soy quien dice si hay mesa o no»
— (cara de flipe) «aha y entonces, tenemos mesa o no, porque eso nos lo podríais haber dicho hace diez minutos»
— «Es que, si no tenéis mesa, tenéis que comer en esas mesas exteriores (mientras señala unas mesas separadas al fondo del bar junto a unos amplios ventanales que estaban preparadas desde antes de que llegásemos)»
— «Perfecto»
Con cara de perro y pocos amigos por la espera gratuita, nos sentamos y pedimos el menú del día.
De aperitivo, una crema de puerro y calabacín cuyo sabor no me convenció nada de nada… Demasiado sabor «potenciado»… No se si me explico…
Como primer plato, elegí unas alcachofas con setas y berberechos que fue con diferencia, el mejor plato de todos. Sabrosas, simples y correctas. No me considero una experta en setas, pero aquello parecía el preparado congelado que vende una cierta cadena de supermercados. Aun con todo, correcto.
Llegó el segundo plato que había seleccionado. Salmón al vapor con cuscus. No sé vosotros pero encontrarme con un salmón al vapor bien hecho, rodeado de un cus cus frío, una crema de manzana tibia y una salsa del albahaca helada, me dejó como la salsa… Fría… Heladita… Un poco con cara de #WTF
Y de postre, Pannacota de vainilla, royal de maracuya y tierra de cacao… Si, no estaba malo, al fondo de la pannacota se veían las semillas de la vainilla pero la textura estaba demasiado firme, como con exceso de gelatina.
Pues eso, que la experiencia no fue del todo satisfactoria. Después nos han contado que habían cambiado de dueño y de personal recientemente y a ese cambio achacamos que no nos cuadrase ni la comida, ni la atención…
No creo que repita… Al menos, de momento.

Lo siento no me ha convencido. Para empezar no nos atendieron bien al llegar. Nos dan de detalle un vasito con… Puré de calabacín y puerro??? (Comida que hago todas las semanas que me lleva media hora… En plan batallero…). Y el pescado… Recalentado, ¿cómo se explica que por un lado estuviera en su punto y en el lado estrecho jasco? Y la cama de quinoa helada… Y el postre… Tampoco me convenció. Torrija… Me gustan más con pan de barra de toda la vida.
Además para el tipo de comida que es me pareció muy caro, mucho.

Estuvimos anoche, cena rápida en la cafetería: carta con unas cuantas ensaladas, platos para compartir, bocadillos, hamburguesas y alguna cosa más. Pedimos patatas fritas, un bocadillo y una torta. Todo muy rico y servido con rapidez y amabilidad. De postre, una interpretación del clásico goxúa con sobaos, muy bueno también. El único fallo (desde mi ignorancia coctelera), una margarita que no se su está a la altura. Eso sí, muy bonita.
Al terminar, una actuación musical de un grupo que no consiguió engancharnos para estar más rato, pero que podría ser un buen aliciente para quedarse alargando la velada.
Ambiente tranquilo, trato agradable y local un pelín oscuro.
Creo que volveremos.