Es una pastelería super pequeña, te garantizo que no pueden estar más de 5 personas al tiempo dentro de la tienda sin empezar a tener claustrofobia. Pero a pesar de eso tanto la variedad como la calidad de los dulces que allí tienen es superior. Tienen obrador propio, más grande que la tienda, pero también muy chiquitito, pero tiene un encanto especial. No te puedes ir de Zamora sin probar un dulce de aquí. Prueba los feos de almendra, uhmmm, se me hace la boca agua de recordarlos. Ah, en invierno no te pidas un hojaldre de esos que llevan azucar glass por encima, están tan crujientes y tan tiernos que al morderlo estallará llenando tu abrigo de una bonita capa blanca que te hará parecer que te ha nevado solo a ti ;)