No es el mejor servicio de comidas para llevar que he probado porque, sí, es todo casero pero los arroces les quedan un poco aceitosetes y más de una vez me encontrado por ahí un muslo de pollo demasiado«al punto». Pero está claro que te sacan de un apuro en caso de que vivas o trabajes por la zona. Mi caso era el segundo y acudíamos siempre a por una fideuà que nos salvara la vida. Está muy bien de precio, a 3 € la ración, que no es que sea gigantesca pero te quita el hambre. Puedes pedirles todos los cubiertos, servilletas y vasos que necesites, y las bebidas también son muy baratas. La variedad de carta es la habitual: arroces varios, pasta, escalopines con guarnición, ensaladas… y luego tienen un par de platos destacables, como el pollo con arroz al curry –que me enamoró hasta que viví el momento muslo crudo que antes describía– o los tallarines con rúcula, mozzarella y jamón serrano. Las posibilidades no suelen variar de un día para otro, pero lo que decía: es correcto. También tienen postres caseros, que no he tenido ocasión de probar, pero presentan pintaza.