Este negocio siempre se me había pasado por alto, es lo que pasa cuando no necesitas algo, simplemente lo ignoras. Pero cuando el grifo del baño decidió tomar vida propia la palabra fontanero acudió a mi mente rauda como un rayo casi al mismo tiempo que las palabras factura del mil. Así, la siguiente palabra que pensé fue ferretería, aún seguía ignorando la fontanería. La ferretera muy amable me dijo que ese tipo de artículo más especializado lo podía encontrar en una fontanería y ante mi cara de ‘y dónde hay una de esas’ me comentó varias. Para mi sorpresa una estaba muy cerquita. Qué queréis, ferreterías las que quieras, pero tampoco hay tantas fontanerías en un barrio. Cuando la vi me extrañó que me hubiera pasado desapercibida hasta entonces. La Fontanería Ortiz es bastante vistosa. En sus escaparates tiene un completo muestrario de grifos, tubos de mil formas y tamaños, tapas de báter y un montón de piezas más que no se para que sirven. El dependiente muy amable me sacó otra pieza igual a la que yo llevaba, pero nueva y me explicó como colocarla y no os creáis, funcionó. Me ahorré la factura y además conocí un negocio muy útil para cualquier hogar. Otra de las ventajas de la fontanería es que tienen un servicio de urgencias 24 horas y además realizan reformas e instalaciones de gas. Bueno es saberlo para cuando el arreglo sea demasiado complicado.