L’Azud

Fui a comer en octubre de 2015, y anteriormente había ido en dos ocasiones más.
La comida excelente en todas las ocasiones, pero la última vez el camarero nos dió la comida, interrumpiendo constantemente, metiéndose en conversaciones privadas, dejando en evidencia a los comensales y haciendo chistes de los que nadie se ríe.
Definitivamente no vuelvo a ir por culpa del camarero. Es una pena porque la comida está buena y el sitio es muy bonito, pero si sigue estando este hombre dando la nota es insoportable ir.
Invité a mi familia y quedé fatal porque no hizo otra cosa que meterse con todos. Inaceptable.

L’Azud está ubicado en una zona donde los restaurantes tranquilos donde poder hacer una comida sin que la cuenta esté por las nubes no abundan, por lo que cuando abrieron lo frecuenté bastante. Por motivos de trabajo era habitual reuniones en el AC y era una opción interesante para comer, porque tiene un menú de medio día con bebida sale a unos 15 €. Incluso llegué a organizar una comida de un grupo de unas 20 personas. La calidad y presentación de la comida siempre fue buena, y los arroces en general en su punto.
El problema siempre venia por el mismo punto, el camarero. Es una persona tremendamente difícil de definir, hace un servicio perfecto, los tiempos son los adecuados, la forma de presentar el plato también, pero la forma que tiene de relacionarse con los clientes es cuanto menos curiosa. Al principio es un hombre muy agradable pero poco a poco va cogiendo confianza y su sentido del humor asoma, cuando menos te lo esperas se convierte en uno más de los comensales. Hace dos años fui y lo triste es que no me acuerdo de la comida porque las interrupciones fueron constantes y al final molestas. Era una comida con clientes y me saturé tanto que he estado dos años sin ir. :))))))
Hoy he vuelto, la comida estaba toda muy buena, excepto las croquetas que por dentro estaban un poco frías, el resto muy rico, y el camarero en la línea aunque un poco más moderado. Cierto es que nos ha recibido con un chiste que sólo a él le ha hecho gracia y que hemos empezado con un comentario poco afortunado. Como mis dos acompañantes tenían las manos unidas con los dedos entrelazados el buen hombre y, citó literalmente, «señoras no recen jajajaj» pero hemos reconducido la situación y hemos podido comer de una forma tranquila y con pocos comentarios graciosos.
La verdad que tengo sentimientos encontrados al hacer la reseña, pero al final la calidad de la comida y en buen hacer han primado. Me encantaría que el camarero se controlara un poco en sus comentarios «graciosos» porque sería un sitio donde iría habitualmente y recomendaría. Mientras tanto espaciaré las visitas para no saturarme.

El entrante a base de tartar de tomate con queso de cabra fué en prólogo de uno de los mejores arroces que he tomado en mi vida, con bacon y puerro.
El local no es muy grande, pero la calidad suple todo eso. Repetiremos si volvemos, sin duda alguna.

Si hubiese un macho Alfa de la restauración, escogería este local como guarida y fortín. Dentro de su naturaleza se encuentra la esencia de los arroces Valencianos modernos, innovación, salvaje creativismo gastronómico endógeno, y detrás en la transarten, existe una imponente calidez humana en sus platos de la mano diestra pero suave de su afamada cocinera. Note, siente y deguste sin miedo déjese llevar por la hospitalidad que les brindarán y regocijase en una cena memorable.

Las ciudades, como las personas, tiene un lado oculto del cual avergonzarse. En ocasiones se cubre con efectos deslumbrantes, grandilocuentes fachadas, espectaculares formas que sólo pretenden distraer la mirada, para así camuflar con un velo de irrealidad el vacío moral que subyace tras el premeditado espejismo. Valencia tiene la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Nos vendieron la idea de que semejante proyecto era la puerta para entrar en la modernidad a bombo, platillo y traca. Una modernidad que nos ha engullido, masticado y escupido. Una modernidad que no nos quiere, a la que molestamos, por la que vendimos nuestra alma al diablo. Una ciudad dentro de la ciudad que sólo satisface el ego de los necios, que se muestra desmesurada, amalgamada, egocéntrica, como una mala falla de derroche y opulencia.
Pero hasta en el más árido de los desiertos surge un pequeño edén. Y éste es el caso de L’Azud, o como sería más correcto L’Assut, que haciendo honor a su nombre, bombea agua fresca y cristalina en tan adusto paraje. Un restaurante que predica la excelencia sin recurrir a los artificios. Si quieres darte un festín a un precio razonable, déjate mimar por la cocina de Teresa, ayudada por su hijo Éctor y el servicio de Juan. Sus arroces son espectaculares y la estrella de la carta por derecho propio, hechos con fundamento y arroz bomba, trazando un recorrido que va de lo más tradicional a lo más innovador. Teresa se siente muy orgullosa de su Mi-​Cuit de Foie, y no me extraña, está a la altura de sus arroces. La carta es extensa, por lo que es uno de esos sitios a los que podrás ir una y mil veces sin repetir plato. Tienen terraza cubierta. De lunes a sábado ofrecen menú de mediodía a 12 € con bebida incluida, y de noche a 20 € también con bebida, los domingos el menú es de 20 €.
Lo dicho, un oasis de «savoir-​faire» en medio del despropósito.

Every time we go to Valencia we never miss to go to l’Azud. The service is great, the food of high quality.

Qué voy a decir!

Me fie de las propias reseñas ya escritas de otros usuarios tanto de esta pagina como de otras, y eso que hace tiempo que no hay nuevas, (2 años).
Y la verdad, es que todas estan correctas, y el sitio es en resumen un gran Restaurante para comer, en mi caso un carpacho de pulpo y un arroz meloso, todo un acierto la visita, riquisimo, luego dicen que en Valencia no se comen buenos arroces, pues este es un sitio donde SI hay buenos arroces.
El trato muy amable, y el ambiente muy tranquilo con una decoración moderna pero simplista.
El coste total de la comida para 3 personas con bebida un dia festivo fue de 68 €. que es cuando no tienen menu, para el resto de los dias si que lo tienen.
Por su puesto que si vuelvo a Valencia volvere a visitarles y probar uno de los tantos arroces que tienen en la carta.

Muy bien la verdad. He llamado con una hora de antelación y Juan nos ha comentado que no había problema, mesa para 2 y carrito de bebé. Se ha preocupado desde el primer momento porque estuvieramos cómodos. Hemos compartido una ensalada de entrante y lo que más me ha gustado es cómo nos ha aconsejado para elegir el arroz que nos gustaría tanto a mi mujer como a mi. Finalmente hemos optado por un arroz con setas que nos ha encantado, un acierto total. Un tatín de manzana caliente con helado de vainilla para compartir de postre. No somos de vino.
Hasta el café estaba excepcional, cosa que se me ha olvidado comentarle a Juan personalmente, y es que somos muy cafeteros y muy exigentes en este punto.
Relación calidad-​precio muy buena.
En definitiva, si estáis por los alrededores de la ciudad de las artes y las ciencias, no os perdáis.

Perdonen el chiste –supongo que malo– pero destacar cuando apuestas por el arroz como base de tu oferta en Valencia supongo que será como hacerte un nombre en Shangai por la excelencia de tus rollitos de primavera. Y bien, L’Azud lo consigue.
Este local, relativamente joven y con capacidad para casi 80 personas, supone una excelente alternativa a las referencias clásicas del arroz en Valencia. Pan, bebida y café excluidos, entre semana ofrece un menú por 15 euros francamente competitivo cuya base, casi siempre lejos de la paella típica, es el arroz.
Arroz «abanda» de sepia, meloso de gambas y trigueros, caldoso de pollo, con verduras o de beicon y puerros, la imaginación parece inagotable para la cocinera en este local. La «fideuà», fideos finos o gruesos con arroz, es otra de las especialidades de la casa.
El local cuenta con una agradable terraza en verano.

Este restaurante/​arrocería es uno de los mejores de Valencia.
En su especialidad, los arroces, creo que no tiene mucha competencia. Pero además, su ubicación, muy cerca de la ciudad de las artes y las ciencias, o si lo miras por otro lado, muy cerca de la playa, es perfecta.
Por otro lado, como Valencia no es una ciudad exageradamente grande, si estás en la ciudad, te puedes plantar allí en unos minutitos.
Además el sitio es muy agradable y Juan, el maître, que probablemente sea con quien tengas más contacto, pues te sirve él mismo, te aconsejará y te tratará muy bien.
En la cocina está Tere, una estupenda cocinera que hace entre otras cosas, unos arroces riquísimos. Recomiendo: cualquiera de sus arroces, de verdad, no hay posibilidad de fallar.
Entre semana tiene un menú de unos 15 € ¡con arroz de segundo!