Infinito

we loved this restaurant! having fussy vegetarian kids makes it hard to eat out, but café infinito has several great options. the host spoke good english and made us all feel welcome. the number 32 city bus took us right from our place near the sea to the restaurant. highly recommend for vegetarians!

Supongo que, simplemente por esa boba diferencia respecto a los otros, me gustan mucho los locales del Cedro con doble entrada –y, en consecuencia, terraza. Éste es un ejemplo, pero lo cierto es que donde mejor se está es en su tranquilo interior.
Unas tapas para media tarde –o, si te lías, te lías, para cenar de picoteo– es siempre buena opción aquí porque, con cero pretensiones, escapan muy bien de lo habitual. Cuscús vegetariano servido en un vasito de cristal, empanadas de tomate o quesos y embutidos que te apañan la hambruna.
Las estanterías imponen, tan a rebosar de bebidas y mezclas posibles que están, y auguran que tras la barra esperan unos estupendos cocteleros. Como buenos italianos que son, también tienen aperitivos líquidos típicos de allí, como el Spritz, una especie de vermú cítrico que descubrimos el verano pasado en Venecia.
Y leyendo aquí una reseña me acabo de enterar de que también hacen aperitivo italiano los domingos, con concurso musical incluido, ¡así que fijo que vuelvo!

Otro local del Cedro que merece una visita. No sólo están buenas sus tapas sino que muchos días hay concierto en vivo mientrsa las disftrutas. El local es pequeñito, pero bien aprovechado. Recuerdo un cous-​cous muy conseguido que engullí casi en medio frame, el resto me lo debí zampar aún más rápido porque no me acuerdo ¡ah sí, un jamón muy bueno! Los dueños son agradables y atentos. En una ruta por el barrio de tapeo es una parada casi obligatoria.

Anoche estuvimos en la ruta de las tapas del Cedro (iniciativa del Barrio que tiene lugar los miércoles por la noche y que consiste en que en los locales adheridos te puedes tomar por 2 € una caña o vino y una tapa bastante currada).
Estuvimos en 3 sitios: Il genovino, Rayuela y Café infinito, y las tapas de este eran las mejores en general. Las otras no estaban mal, pero estas tenían un puntito extra. Además, el camarero nos atendió fenomenal y el ambiente era muy relajado y poco ruidoso.

Muy famoso entre los Erasmus y los extranjeros en general, yo siempre que he entrado sobrio a este local he salido del revés, así que no puedo decir absolutamente nada malo de aquí. Ahora que lo pienso, quizá por ese motivo vienen tantos extranjeros: está al lado de la Bodega Fila, en zona Cedro… ¡todo encaja!
Es un sitio muy, muy curioso. Un día a la semana hacen un quiz musical en el que es literalmente imposible acertar nada antes que los auténticos cracks que aquí se reúnen te quiten esa respuesta que tenías en la punta de la lengua. Al menos te queda el consuelo de que antes (o durante) has tenido la posibilidad de degustar un sabroso aperitivo italiano.
Está muy bien de precio, los camareros son encantadores y es un lugar ideal para ponerte a charrar de buen rollo con gente de todas las nacionalidades y mejorar tu nivel de… no sé, polaco, por ejemplo. Si puedes.

Las veces que he ido al Infinito me he reído lo que no está escrito. Llevado por una pareja de italianos, es un café-​pub-​restaurante muy «sui generis». Para empezar, cocinan del lujo. Mucha elaboración casera en los platos, generalmente de inspiración italiana. Pastas, carnes y postres muy ricos he tastado allí.
Pero lo que más destaca del lugar es la variedad de propuestas lúdicas que ofrece. Los jueves hacen noches temáticas y los domingos hay un divertido quiz musical dirigido por uno de los dueños en los que has de acertar canciones a partir de las notas de Frankie. Muy aconsejable que probéis la experiencia. Eso sí, podéis acertar alguna canción, pero el nivel de la gente (hay acérrimos) es alto. Regalan pijadillas con cada acierto.
Copas y cócteles a buen precio. Tuve la suerte de ir a cenar por casualidad en el Día de los Inocentes de hace un par de años. Flipé con la que montaron. Como coincidió en domingo, estaba Frankie con la guitarrita, pero es que el menú especial que ofrecían bajaba de precio dependiendo de cómo te lo comías. 15 euros de modo normal, 10 euros sin cubiertos y para los valientes 5 euros sin poder utilizar las manos. Como pedí cuscus, no podía solo utilizar la boca, así que me la jugué al estilo marroquí. Solo con las manos. He de reconocer que ya lo había comido así en Essaouira, así que partía con ventaja.
En conclusión, si no conoces este sitio y te gustan las sorpresas culinarias, pásate por el local infinito del Cedro, que seguro que te mola.

La majísima peña de Café Infinito (irlandés, española e italianos, cóctel explosivo) tenía una tienda de comidas para llevar que me alimentó una buena temporada de forma mucho más suculenta que cualquier otro establecimiento al uso. Esa tienda cerró, así que ahora toca ir a su restaurante del Cedro para disfrutar de sus deliciosas pastas, lasañas y postres, una cocina sabrosa y siempre atenta a los vegetarianos.
Que no suene a queja: Café Infinito es un lugar perfecto para cenar muy bien en un ambiente festivo. Dependiendo del día puedes encontrarte distintas actividades, como intercambios de idiomas. Lo mejor es la velada de los domingos, cuando ofrecen un temprano aperitivo italiano y montan su quiz musical: Frankie deja la coctelera, toma la guitarra y se arranca a cantar versiones que el público tiene que identificar. De verdad: no pueden ser más majos.