El Cresol

Una librería donde a atención a los clientes es perfecta. Te gustará

pequeña pero muy completa librería en el barrio de Patraix. Puedes sacarte el carnet de socio y beneficiarte de descuentos, además te avisan de actividades como su club de lectura, cuenta cuentos infantiles, talleres diversos. Dejaros aconsejar x el criterio del dueño para comprar libros

Negocio muy familiar, con amplio espacio para los peques. Y mucha cercanía…los vecinos de patraix tienen servicio seguro… mucho mejor que ir a una gran superficie… se ahorra tiempo y dinero. …

En los tiempos que corren, cada vez opto más a comprar cosas en negocios de barrio, porque puedes encontrar muchas veces lo que buscas y así evitar los grandes almacenes.
Tenemos que apostar por el negocio de barrio, que es el que mantiene a flote a los barrios y a los que vivimos en ellos…
Tras mi apreciación personal, comentaros que El Cresol es últimamente mi opción a la hora de comprar libros. Los libros que he ido a comprar no los han tenido, pero te lo piden y te avisan cuando están por sms.
En el escaparate tienen las últimas novedades literarias y algunos libros en oferta, y dentro aunque no es muy grande, también tienen unos cuantos libros

El mostacho blanco del dueño de El Cresol es famoso en el barrio. Ahora, su hijo está tomando las riendas del negocio y, como es amigo íntimo mío, le pregunté si se dejaría bigote.
«Cuando haga falta», dice. Él piensa que hacen falta muchas cosas, y se aplica a fondo para conseguirlas. Que hay que adaptarse a los tiempos: se curra una gran web de literatura y una acertadísima comunicación con los clientes vía Facebook. Que hay que reivindicar los derechos de los libreros frente al impago de la Generalitat: él ejerce de portavoz de los libreros. Hay que introducir a los niños en el placer de la lectura: mi amigo se disfraza y les cuenta un cuento. Hace lo que haga falta, y aguanta los chaparrones propios del gremio (la temporada de los libros escolares, las ferias del Libro, la Navidad) pensando en qué más hacer.
Pídele un libro raro, que ya procurará conseguírtelo; o deja que te recomiende una lectura, que se asegurará de entender tus gustos y elegirte la mejor. El día que piense que sus clientes le necesitan con bigote, se lo dejará crecer, no lo dudo. Es por cosas así que El Cresol nos hace falta a muchos.

Acompañando a mi hermana a encargar los libros de texto para mi sobrino descubrí esta librería y papelería. De trato agradable y regentada por un padre y un hijo, envenenados por la página impresa, en esta librería podemos encontrar material escolar, libros de texto, pero también literatura contemporánea en valenciano y castellano.
Si estáis por la zona, no cojáis el «11» para iros a las librerías del centro, primero darle una oportunidad a Crisol.

Cuándo eres un fanático de los libros como yo y te has ido un par de veces al centro ya crees conocer todas las librerías de Valencia. Entonces, un día cualquiera, paseando por un barrio que no conoces demasiado, tras un arbolito, te aparece una pequeña y agradable librería de cuya existencia no tenías la menor idea.
Entras y ves a un señor con pinta de escritor o al menos devorador de libros al mando y una muy buena oferta de libros, muy enfocada a la literatura infantil y juvenil. Compras un libro, entablas un poco de conversación y al hacerte el listo con la pregunta: «No conocía esta librería, ¿no hace mucho que abristeis, verdad?» Enrojeces ante la respuesta del propietario: «Solo veinticinco años»
Te vuelves a casa con las sensaciones encontradas de alegría por descubrir un nuevo sitio para incrementar tu biblioteca y la agria de que eres un listo que no se conoce tan bien Valencia como creía.

Cuando era pequeña devoraba los libros. Tenía una pasión por leer todo lo que tuviera letra que era una barbaridad; mi madre no daba abasto para comprarme o conseguirme todo tipo de libros y hasta un día me pilló empezando el diccionario, no es broma. Así que, siempre que había una ocasión de regalo, me llevaba a una librería y me soltaba allí, paciente, hasta que horas después salía con un ganador entre las manos.
El Cresol está a dos calles del que fue mi colegio, de modo que tenía todas las papeletas para ser uno de los sitios para presenciar tal espectáculo.
El dueño no es majísimo, porque es bastante callado, pero es entrañable. Tiene un bigote muy poblado, cano y con forma así en plan colono inglés, y unas gafas con cordón; es una de esas personas que huele a cultura. El local tampoco es que sea enorme, pero tiene un amplio catálogo de libros: a la derecha, adultos; a la izquierda, infantil y juvenil.
Años más tarde, y muy a mi pesar, mi pasión por la lectura ha decaído vergonzosamente, y si he vuelto a entrar en esta librería ha sido para comprar algún material, porque también tiene su rinconcito de papelería.
Hace bien poco, descubrí que no sólo tienen una web muy actualizada, sino que aprovechan al máximo la comunicación vía Facebook, algo que me llama la atención al tratarse de un pequeño negocio de barrio guiado por un señor mayor. A través de esta presencia online, explotan sobre todo su programación cultural, que desconocía por completo: presentación de libros, concursos, cuentacuentos y gran variedad de ofertas si te haces su carnet de socio.