Bounty Valencia

Una discoteca en pleno centro de Valencia. Si y además con buen ambiente y mucha fiesta.
Estuve allí pasándolo bien en una fiesta organizada por Unilocal y la verdad es que a pesar de ser más pequeña que discotecas más modernas es una sala muy válida, si no sería imposible entender porqué lleva abierta más de 50 años.
El local está rodeado de asientos y tiene una pequeña pista frente a la cabina del DJ además de algunas zonas que hacen de «reservado» justo al lado. Cuando yo estuve toda la gente eran Unilocalers pero cuando avanzó la noche llegó la clientela habitual y se notaba buen rollo.

El sitio está bueno. Fui de trabajo pero se ve que hay ambiente bueno. Trataré de ir de fiesta. En el rato que estuve, la música no era de morirse; hay que decir que mi origen latino hace que eso sea un día problema en la mayoría de los puna europeos. Ya reseñaré cuando vaya de fiesta

Disco retro, con zonas de baile y con sofas para tumbarse. Dispone de una barra donde pedir y alternar. Aseos en la planta alta. Ambiente agradable con música variada. Una opción interesante donde ir a bailar y conocer gente. Servicio de combinados en vaso de tubo, recordatorios de un pasado reciente.

Esta discoteca ha cumplido 50 años en pie. Para que una discoteca aguante tanto debe tener personalidad y estilo propio. Y eso es lo que encontrarás aquí, nada que ver con Distrito10 en los 80, ni con las discotecas bakaleras de los 90 ni con el ambiente pijo-​guay inicialmente y pachanguero después de Animas Puerto. Aquí pinchan buena musica, pop-​rock y éxitos de todos los tiempos, la que una vez puesta todos se ponen a bailar sin más.
Como bien comentan por ahi, tiene un ambiente años 70s que lo hace kistch y retro a la vez. Ello lo hace muy alternativo. Es tan años 70 que las paredes para ir al baño estan forradas con acolchamiento plástico y hasta la barandilla para subir está revestida de elegante cuero verde.
El sitio está bastante escondido. Tanto que ni conocía que teniamos una calle dedicada a José Iturbi, padre de Amparo Iturbi.
altura del Colegio de Abogados hay que meterse por la callejuela de enfrente, que da a la plaza del Sant Bult (Santo Bulto), y en la bocacalle de la derecha encontrarás el Bounty.

El fin de semana que salgo hasta tarde no voy a otra discoteca. La Bounty es fácil de imaginar… sofás de skay a tutiplén, espejos, oscuridad, nocturnidad, música ochentera/​popera/​bailable, bolas de discoteca en el techo y la famosa escalera gigante para hacer más entretenidas tus visitas al baño. Lo mejor es el ambiente, que encuentras en pocos sitios más. Hay gente de todas las edades y estilos, aunque subyace un cierto frikismo jajaja.
Si te quieres hacer una idea de la música que ponen puedes seguirlos en Spotify (Bounty Valencia). Y tienen un número de móvil al que puedes escribir por Whatsapp y de vez en cuando te envían promociones, como entrada gratuita si vas antes de cierta hora. Aunque lo ideal es ir a partir de las 3:30h para que haya gente.
Su lema es «Bounty te quiere»… ¡¡pues yo a ti también!

El mejor sitio alternativo para salir en valencia hasta las 7 de la mañana, es mas, yo diria que el unico. Se escuchan muchos temazos durante la noche, alaska, los piratas, lykke li, y mucho mas, que te llevan a bailar en una pista de baile con moqueta, rodeada de sofas rojos, lo que lo hace un lugar peculiar y divertido.
Es dificil encontrar un sitio asi en valencia, yo no me lo perderia!

¡Cómo me alegra equivocarme a veces! Buscando el local en Unilocal no me aparecía como Sala Bounty (que es como siempre la he llamado) y llegué a pensar que nadie la había comentado… ¡Gran susto! pero me encanta ver que hay más de un Unilocaler valenciano de mi calaña ¿y Unilocaleras? bueno, yo conozco alguna.
La Bounty es un clásico de la noche valenciana, como dice Ricardo M. (igual fui yo la que te encontraste y no me acuerdo, ejem). Mi madre ya iba con sus pata elefantes amarillos y ahora se muere de risa cuando le digo que me encanta. Soy fan desde los 90.
La decoración es mega 70’s con espejos, cueros, moquetas y sofás, todo bien acolchadito y «absorbe-​cubatas» que no veas. Cuando se fumaba había que atravesar una muralla de humo blanquecino con bolas de pinchos para llegar a la pista, y llegabas a casa con colillas pegadas en el cuero cabelludo (que para quitar, tela de rascar). Pero eso es el pasado, hoy por hoy (aunque de vez en cuando llega una ráfaga de humo de algún «encalomado» que está en el punto etílico: «melasudayofumoaquíenmedioyquemeechen») en teoría, no, no se fuma. El pelo y la ropa te dan las gracias (los pulmones lloran de alegría y te piden chupitos para celebrarlo) y yo lo celebro, claro que sí.
Me voy directa a la barra y aunque me muero de ganas por un gin tónic fresquito y bien preparado con chorrito de limón y todo, sé que me van a poner alcohol de quemar y al día siguiente me voy a querer arrancar los ojos y el cerebelo así que… Me pido una cerveza (¡fatal que sólo haya Heineken o Budweiser, la odio casi más que la Cruzcampo!) y directa me voy al punto rojo pista.
Es de los pocos sitios dinde he bailado La Casa Azul (antes de la Revolución Sexual y todo) pero ahora se ve que ya no les mola que les hagan peticiones a los DJ’s y cuando te acercas te bufan como los gatos, así de claro. Aunque a veces consigo que me hagan caso con la táctica de carita de buena, que no me la veo pero me debe salir algo decente, y la última vez conseguí a Raffaella Carrà. ¡¡Fiesta! A mí me da subidón esta mujer.
Lo de la escalera es un reto y he visto a más de una rodar con los taconcitos abajo. Pero así hay aventura hasta para ir al baño.
¡¡Ahhhhhhhh cuando les da por organizar fiestas temáticas es una risa! Yo un día llegué y era noche Gothic-​metal y vi a dos chicas, una de las cuales llevaba a la otra con cadena de perro al cuello (la cadena negra con pinchos, claro). Aún me estoy recuperando de la imagen. Bounty forever and ever, la amo.

_¿Esto es un Prostíbulo?_ dijo Sergi.
_​No_​Contestó Pau.
_​Parece un prostíbulo_​volvió a decir Sergi.
_​Es una discoteca, tiene muchos años, más que tú y yo_​dijo Pau.
_¿Más que tú y yo juntos?_volvió a preguntar Sergi.
_​Podría ser, aunque no lo puedo asegurar _​dijo Pau.
En ese momento hubo un silencio de los dos amigos, que se quedaron mirando a una mujer pasar frente a ellos, una rubia despampanante de un metro setenta de alto, con los ojos claros y la tez pálida como un día de nieve en la Antártica.
_​Lástima que no sea un prostíbulo _​se lamentó Sergi.
_​No es un prostíbulo, nunca lo ha sido y nunca lo va a ser, además, no lo parece, esta escalera gigante me recuerda más a un salón típico de los westerns americanos, y esas bolas de disco son ochentenas… y la gente, viene, baila, se lo pasa bien, ligan, se emborrachan y luego cada uno a su casa… pero no, no es un prostíbulo, así que hazme el favor, y no lo repitas más _​respondió indignado Pau.
_​Vale, vale, perdona… no te enfades… vamos a pedirnos dos wshikys _​dijo Sergi.
_​¿Whiskys? _​preguntó extrañado Pau.
_​Es lo que beben los vaqueros en los salones del oeste _​aclaró Sergi.
_​No me gusta el whisky_​respondió Pau.
_​Oh… que mal vaquero eres Pau el «rápido» _​dijo Sergi.
_​Tú estás fatal de la cabeza ¿verdad? _​preguntó afirmativamente Pau.
_​Ha sido un día duro, todo el día cabalgando a lomos de mi caballo, desde Arizona hasta aquí, La Bounty, pero ha merecido la pena _​dijo Sergi cada vez más metido en su papel de vaquero-​tipo duro.
_​¿Tú te drogas, verdad? _​preguntó Pau.
_​No, no me hace falta, nosotros los vaqueros…_ Dijo Sergi.
_​Ya está bien, me voy a hablar con la rubia de antes, que no hace más que mirarme, además está sonando The Cure, y ésta quiero bailarla con la rubia, hasta luego _​se alejó Pau.
Sergi se quedó solo a mitad de las enormes escaleras, todavía con actitud de vaquero del oeste americano.
_​Esta bien, vete, huye, no te necesito, yo me las sé arreglar muy bien, ahora mismo le pediré al tabernero un whisky triple XXX y me voy a emborrachar, y después cogeré a una de esas bailarinas, y subiremos arriba, a los cuartos de invitados, y cabalgaré toda la noche _​se dijo Sergi para sí mismo.
En ese momento, una morena se quedó a su lado mirando.
_​Qué gracioso eres _​dijo la morena.
_​Ah… Eh… yo…_sólo pudo decir Sergi.
_​Me gusta a gente que hace el tonto _​volvió a decir la morena.
_​Pues entonces has venido al sitio indicado, fuera tengo mi caballo, cuando quieras, galopamos hacia el norte _​dijo metiéndose de nuevo en su papel Sergi.
La morena sonrió, y se fue con Sergi, tuvieron una noche larga de buen sexo, mientras tanto, Pau bailó el tema de The Cure, pero al final la rubia tenía novio, y no hicieron nada juntos, se intercambiaron emails, y se agregaron como amigos en el facebook… Y la Bounty vivió una noche más, otras mil aventuras distintas, como siempre que abre, y nunca sabe que va a pasar, salvo que sabe que van a pasar miles de historietas como las de Pau y Sergi.

Fui un gran fan de esta sala durante casi 3 años de mi vida nocturna. Hicimos de la Bounty el lugar de encuentro entre unos cuantos que, como yo, encontramos en ella y en su música el local por excelencia que cubría todas nuestras necesidades de ocio nocturno.
Buena gente, buena música, siempre risas, siempre conocías gente nueva y hablabas con todo el mundo. Si te cansabas, pues a los sillones, que para algo están; a parte de para dejar constancia de la decoración ‘demodé’ pero tan suya que sigue a día de hoy reinando en dicho local. La barra, el sky de los sofás, las escaleras, el ambiente que se respira… igualito que cuando mi madre bailaba allí también; o sea, que experiencia y solera tiene un rato.
La bebida no es excesivamente cara y la entrada está dentro de lo normal. Cierto es que, a diferencia de muchas otras discotecas, no existen (o no que yo sepa) flyers o descuentos para una reducción en puerta. Pero eso nos debía de importar bien poco; a nosotros y a todos los que allí confluíamos, porque la verdad es que eran ríos y ríos los que yo recuerdo para entrar. Las conversaciones y las charlas en la cola, no tenían desperdicio.
Buena gente la que se reunía en la Bounty. Espero que ahora siga siendo así.

El otro día coincidí en este local con una amiga de unos treinta y pico que me contó que sus padres ya iban a esta discoteca en sus años mozos. Por lo tanto, estamos hablando de un clásico de la noche valenciana. Clásico en todos los sentidos. El local está rodeado de sofás, las paredes son espejos, en medio de la pista vemos la clásica bola de discoteca rollo fiebre del sábado noche, la barra está acolchada para apoyarse y estar bien cómodo mientras te ponen tu cubata incluso hay hasta una parte enmoquetada que durante el tiempo en el que convivíamos fumadores y no fumadores dentro de los locales era la zona destinada a los primeros.
Esta discoteca recoge a todos los noctámbulos que quieren seguir la noche después de que cierren los pubs de la zona de El Carmen. Advertencia, si os encantáis mucho os podéis encontrar con la desagradable sorpresa de que habrá que hacer cola para entrar. Se suele llenar entre las 3,30 y las 4 de la madrugada. El precio oscila entre los 10 y 12 euros y da derecho a una consumición.
El local está frecuentado por todo tipo de gente desde pijos despistados hasta algún grupo de góticos. La música es electrónica pero comercial no demasiado estridente. Por último, su falta de luz en su interior le da un toque de antro que mola bastante.

Advertencia inicial: no confundir con la también mítica Bounty Saler.
Escrito esto, voy con el resto. A esta discoteca acuden sobre las cuatro de la mañana las hordas de humanos en mayor o menor grado de contaminación etílica, procedentes, principalmente de locales del barrio del Carmen que van cerrando. He de decir que, en ocasiones, hay demasiada gente, lo cual se nota en el poco espacio vital del que se puede disponer en la pista.
En cuanto a la banda sonora, se puede escuchar música pop, rock, electrónica comercial y temas bailables de siempre. Música tanto nacional, como extranjera, de ayer y de hoy. Ejemplos: The Cure, Village People, Love of Lesbian, Franz Ferdinand, Rolling Stones, Chemical Brothers…
No perdáis la ocasión de subir la escalera que lleva a los servicios. Personalmente, cada vez que lo hago, me siento como un vaquero del lejano oeste americano camino de las habitaciones del «saloon».
¡Ah!, si queréis pegaros el lote, hay una zona ideal para ello: poca luz, sofás… La pareja para ello no va incluida en la entrada.

Discoteca un tanto peculia y divertidor. Música divertida 80’s, disco y pop de ahora y de la movida, gente de todo tipo de veintitantos a treintapico eso si muy buen rollo!

Discoteca un tanto cutre, demasiado bullicio de gente donde a penas puedes sentarte a tomarte algo, está llena de gente vieja y sobre todo la música es igual que todas las demás
La discoteca es bastante amplia, con dos alturas, pero aun así va gente muy salida y los gogós y las gogós no ganan para salir, encima de viejos feos.

Como describir bounty. dificil, la verdad,
Es una discoteca que cierra tarde, lo mejor es ir a las 4 de la mañana que es cuando cierra el carmen y se llena, alli encuentras de todo tipo de gente, la mayoria con bastante grados de alcohol, la musica la verdad es distinta a lo que te puedas encontrar, son unas horas en las que te lo pasas genial,