Pepa Garrido

Lo de Pepa es para enmarcar con flamenquísimos lunares gordos, chicos, verdes, amarillos y coloraos, de todos los colores si hace falta. Comenzó poquito a poco, sin más ánimo que vestirse de flamenca a sí misma, es decir, que se hacía sus propios trajes, hace… después, sus amigas empezaron a pedirle encargos hace ya… y poco más tarde todas las mujeres querían un traje de Pepa para ser la más guapa de la feria.
Yo nunca me he hecho un traje de flamenca. No, aún no me ha dado por ahí, ni creo que me dé. Pero sí he acompañado, en alguna que otra ocasión, a amigas-​novias para dar el visto-​bueno-​típico del amigo-​novio.
Reconozco que hacer un traje de flamenca, tiene tela, nunca mejor dicho. Sólo el hecho de hacer coincidir las medidas de la clienta en cuestión con lo que después va a ser, por norma general, un atuendo superceñido, que no asfixie, que no marque los michelines, que no te tire de aquí ni de allí, que te deje libertad para poder bailar sin que te estorbe un solo volante, y te veas preciosa, y flamenca, y estilizada… eso es arte.
Y arte, Pepa, a raudales. Y gusto a la hora de elegir los estampados de sus diseños, y las telas, y mezclarlo todo, lo nuevo con lo antiguo, tratando de realzar la feminidad de la mujer flamenca, y darle una vuelta de tuerca más a esos lunares que jamás pasarán de moda porque son el santo y seña del traje de flamenca, de sus trajes de flamenca.
(Un secreto: Ahora tiene una oferta de trajes por sólo trescientos euros, porque se les ha caído un lunar, o algo así, o qué sé yo).