Paseo de la O

Este paseo es el más tranquilo para disfrutar del río. Lo mejor es entrar por el callejón de la Inquisición y pasearlo hasta el puente del Cachorro, aunque esta última parte tiene menos encanto.
Siempre que había estado en este paseo era tomando algo en una terraza de la zona, pero no había tenido mi tiempo para caminarlo hasta una noche del verano pasado. Como la parte de la otra orilla no es esoecialmente bonita, no te pierdes nada porque sea de noche y puedes disfrutar del remanso de paz de este pedacito de la orilla trianera. Sus pequeños embarcaderos y sus casitas pequeñas y monas, algunas con jardín, te trasladan a otro sitio y por un rato parece que has salido de Sevilla, que estás en una ciudad más pequeña y tranquila.
Sólo puede romper esa tranquilidad un bar al que también puedes entrar por la calle Castilla, aunque bien pensado puede que más que romperte la tranquilidad te invita a sentarte en su terraza y tomarte una copa para disfrutar de la brisa del río.

Cuanto ha significado desde siempre para mí el paseo de la O…
Cuando era más pequeña, con mis 15 años recién cumplidos, empecé a juntarme con mis amigos aquí. De aquí salieron miles y miles de anécdotas, divertidas, tristes, y asombrosas. Aquí es donde les cogí más cariño a unos que a otros, y donde hacíamos largas conversaciones. y largas botellonas, claro que sí.
Antes de seguir, me gustaría decir que ni mis amigos ni yo hemos sido nunca de los típicos que se califican como «niñatos». Nunca hemos querido hacer nada a nadie y no nos gustaban los problemas. Ahora ya puedo seguir diciendo que un invierno nos dio por hacer candelas los fines de semana! Hacía tanto frío y no teníamos dinero para gastarnos en un bar. que nos dedicábamos a coger muebles y cartones que estuvieran tirados por la calle y nos poníamos allí, en frente del banquito a hacer una candelita pequeña y a hablar calentitos. Nunca nos pasamos de la raya y siempre intentábamos dejar el fuego apagado cuando nos íbamos… Para algunos sera algo de niñatos, para mi era simplemente supervivencia!
Mis visitas al paseo de la O se han reducido considerablemente, pero siempre que quiero quedar con alguien para charlar y no me apetece tomarme nada por ahí, o nos apañamos con un par de litros de cerveza y unas botellas de tinto. pues nos venimos aquí. Estas visitas solo son ya en verano o mientras que dure el buen tiempo. Además, las vistas son inmejorables y se respira una tranquilidad que me encanta.
En verano se organiza la tómbola de la hermandad de la O, que además de la tómbola en sí, montan allí un pequeño escenario y hay actuaciones y una barra y puedes pedir un par de cervezas un unos montaditos. También es digno de recordar que de vez en cuando hay exposiciones y pequeños mercadillos… todo muy bohemio!

El Guadalquivir nunca deja de pasar, y desde este Paseo de la O podemos comprobarlo cada vez que queramos, que bonito que es pasear por aquí y dejarse envolver por la tranquilidad y la paz que da el silencio en esta zona que bordea gran parte de la calle Castilla hasta llegar casi debajo del Puente de Triana.
Este paseo es frecuentado por pescadores, paseantes, algún que otro atleta e incluso por parejas de novios que quieren inmortalizar ese día tan especial a este lado del río. Las puestas de sol que pueden verse desde aquí son acojonantes, porque el sol cae sobre el Aljarafe justo delante de nosotros, regalándonos unos contraluces francamente espectaculares, cosa que los aficionados a la fotografía valoran bastante.
A menudo, se organizan exposiciones y mercadillos artesanales, repletos de ceramistas, alfareros, pintores, escultores… que se unen en este paseo para mostrar su arte, y de paso recaudar algo de dinero vendiendo algunas de sus obras.
Sin lugar a dudas, pasear por este paseo –valga la redundancia-​, es algo que todos deberían hacer para desconectar un poco del ajetreo que nos traemos entre manos a lo largo de la semana.