Creo que es el sitio menos idóneo para un Unilocaler. No he pasado más vergüenza en vida, todo por querer hacer unas fotos con el móvil en un concierto de Lole Montoya. La propietaria que estaba allí ya antes de empezar, quería echarme para que pagara, cuando creo que sería el único y primero que había pagado los doce euros. En la calle ya, después de las actuación, me acerco a Lole para preguntarle si se la puedo hacer y la dueña que apareció de pronto dice que no, que ya había hecho muchas. Dentro hice una, que me costó trabajo, con el móvil y por la poca luz. En fin, que uno va a los sitios a pasárselo bien, no a aguantar a sus propietarios, con afán de protagonismo.
Fran G.
Tu valoración: 5 Este - Alcosa - Torreblanca, Sevilla
No conocía este sitio hasta que tuve que ir para cubrir un concierto. Está situado al principio de la Alameda. Es un local pequeño para lo que estoy habituado en los conciertos, pero que tiene su encanto. Me había hablado una amiga de que los domingos, allí, toca uno de los que tocaban con Silvio, Pájaro, para más señas. Cuando entras tienes que bajar una rampa y ya estás viendo el escenario. A su lado la mesa de sonido y luces, desde donde se dirige todo. Lo que seríà la pista de baile es también de dimensiones reducidas con lo que el aforo es limitado. Y ya, ahí está la barra… y se acaba el local. A mí, en cuanto acústica no me dijo gran cosa, no sé si seria por el tipo de música. Le daré otra oportunidad. Todo sea por la música en directo.
Georgi C.
Tu valoración: 4 Sevilla
Genial para terminar la noche, la música es «clásica» y rockera… a veces apetece, otras tengo ganas de cosas más bailables. En cualquier caso son geniales, hacen muchos conciertos de música en directo incluso entre semana.
Menchu R.
Tu valoración: 4 Málaga
Para terminar como se merece una noche de marcha sevillana… no dudes en meterte en La Caja… que no es tan negra como su nombre… bueno o quizá sí porque luces hay pocas… pero está llena de gente con color… Cuando me llevaron ahí la primera vez(y eso que había pasado bastantes veces por la Alameda, y no sabía de su existencia)… me sentí como si ya hubiera estado muchas veces en La Caja negra… Gente ‘guapa’, música variada, desde flamenco a rock, pop, y los que ya tenemos treintaytantos podemos bailar esos temazos que pinchaban en nuestra época — porque hay que reconocer que esa música, la que se escucha cuando uno empieza ha salir de marcha, es la que siempre nos pone de buen humor, como que nos rejuvenece no? ;-)-. Su R.R.P.P. Rosa, es un encanto, ya había gestionado hace años ‘El Perro andaluz’, por lo que sabe muy bien seleccionar gente. Cuando uno entra en la Caja Negra se mezcla con gente de la escena teatral y audiovisual de Andalucía, artistas, músicos, gente conocida y también gente desconocida… Todos juntos(y algunos revueltos)… en LACAJANEGRA. Y a bailar hasta que el cuerpo aguante!!!
CARMEN M.
Tu valoración: 3 Sevilla
Al abrir las puertas de la Caja Negra, abrimos un enigma. Y es que nunca se sabe qué estilo musical sonará la noche que decidas pisar este lugar que se enclava en la calle Fresa, a la entrada de la Alameda. Desde el flamenco pop, pasando por el rock y sin olvidar los clásicos de gloriosas épocas pasadas. Al abrir esta caja de efectos sonoros, entras en una noche de fusión donde las copas se entremezclan con personal de lo más variopinto y con una fiesta de acordes, que te llevan a un estado cercano a la ensoñación. Sin hablar de su decoración de carteles con aire underground que salpican una pared negra hasta sus últimas consecuencias. Un recinto que se convierte en punto de encuentro de todo aquel que sobrevive al tornado de la Alameda, una vez echados los cierres de todos los establecimientos dedicados al culto nocturno. Decidí pasar a vivir la borrachera musical y hallé a la hija de Raimundo Amador mostrando parte de su repertorio, y como era de esperar, viviendo de las rentas de su legado familiar. Una voz que rayaba en lo agudo y nasal, se esforzaba en amenizar el domingo. Para sofocar el desgaste del pabellón auditivo, me acerqué a la barra a tomar un cubata, no sin antes esquivar a una pandilla de bohemios que se afanaban por mimetizarse con el escaso mobiliario. El tiempo se escurrió por el reloj hasta caer en el tubo vacío que indicaba la hora de marchar. La caja negra me había engullido en su sopa boba de conciertos y yo me dejé devorar, al menos por esta vez.
Priscila G.
Tu valoración: 3 Sevilla
La primera vez que fui a la Caja Negra fue con invitación, pero casi de casualidad. Un amigo bajista tocaba allí esa noche con«Pata Negra», pero yo ya tenía plan. De estas tantas veces que a mi me pasan, sin saber cómo, de repente estoy viendo el concierto en este lugar. Lo de «caja» tiene hasta sentido, ya que al entrar se baja una pequeña rampa para acceder al local. No es muy grande, pero lo suficiente para el público al que suele dar cobijo. Además, el escenario tiene unas proporciones bastante coherentes para las dimensiones de la sala y el sonido es respetable. Hacen conciertos de todo tipo, aunque es cierto que la mayoría de veces que me han invitado o que he sabido de eventos, estaban relacionados con el flamenco. La decoración me recuerda a las peñas flamencas en las que se amontonan los cuadros y pósters de cantaores y bailaroras tanto en sus tiempos mozos como en sus épocas doradas. Entre el tamaño del lugar, las paredes repletas y la música, uno está como en una casa. Más o menos cercana, pero como en una casa a la que vas a pasar el rato con algunos amigos.
Laura S.
Tu valoración: 4 Sevilla
Sin tener que soportar las tediosas colas que caracterizan a otros locales de la zona, se accede a la Caja Negra. Un lugar con historia, que sobrevive a la apertura de otras salas, y que ha logrado hacerse con señas de identidad propias. Su clientela es una de ellas. Se nutre, especialmente, de gente de mediana edad que salen buscando la música de cuando eran más jóvenes y salían buscando buena música. A ellos se les une gente algo más joven, nostálgicos de una época dorada que no conocieron más que a través de programas de televisión. La música es otra de las características de este local. Temazos de ayer y de hoy, pero sobretodo de ayer, que inspiran y confirman esa frase que dice que todo pasado fue mejor.
Clara M.
Tu valoración: 3 Sevilla
Aquella noche cantaba Vicky G. Luna. El concierto, como suele pasar, empezó con retraso, pero cuando entré en la sala entendí que merecíà la pena. Es un local pequeño, pensado para esos conciertos en los que podrías tocar el pie de micro si quisieras; esos grupos desconocidos que, al final, lejos de los grandes bafles y los estadios, son los que pueden enseñarte algo de música. Un buen acierto situar la barra a la espalda del público que mira al escenario, así no distrae y el murmullo queda lejos. No tanto la elección de poner el baño del otro lado del escenario: se estorba y se impone el método codazo para llegar al WC. Los domingos hacen concierto algo más temprano, a eso de las 20h30, para que puedas dormir como una marmota y coger fuerzas para el lunes.