Pues aquí compro yo la comida para mi gorrión. Aunque es verdad que venden también cosas para perros y gatos, creo que es mucho más una tienda para pollos –bueno, aves-. Tienen de todo para los pájaros. Jaulas, bebederos y comederos, comidas e, incluso, suplementos alimenticios por si el animalito está debilucho. Lo cierto es que el dependiente de la tarde –es un chico, de unos diecisiete años– ha seguido muy de cerca la evolución de mi gorrión. Porque, claro, cuando se cayó del nido, el pobre era poco más que un cacho de carne desnuda con un pico gigantesco. Este chaval me ha ayudado a sacarlo para adelante. Siempre aconsejándome qué es lo que debía cuidar y con qué alimentarlo. Hoy mi pollo está hecho todo una señorona, tiene plumas y una fuerza en el pico que cualquiera diría que lo vi medio muerto. Y es gracias, en gran parte, al chiquillo. Entienden de lo que hablan, te ayudan en lo que pueden y te echan las manos que te hagan falta. Soy megafan.