El Chiringuito

Lugar súper castizo de Sevilla. Me encanta el ambiente y el buen rollito. Como muchas otras reseñas dicen, en invierno sacan braseros y se convierte en un sitio con alma y con encanto.

Al chiringuito hay que ir predispuesto a reliarse. Hay que ir con esa intención. Si solo te puedes tomar una cervecita, mejor no vayas, que te vas a ir con mucha pena!!!
Sitio maravilloso, de gente auténtica, ambiente nunca falta! Mira que el bar es chico… pues más gente se puede concentrar allí! El callejoncito parece que atrapa… o que se yo! Siempre hay alguien con una guitarrita, cantándose algo, y alguien acompañando echándose un baile.
Perfecto para tomarte una cervecita, una copita, un vino dulce… me encanta que en invierno sacan estufas de cisco a la calle (como tiene mi abuela en su casa!!) y la gente se pone alrededor al calorcito a charlar en buena compañía.
Si la tarde/​noche se alarga, que se alargará, pidete un montaíto. De lo que sea. Te digo yo que te va a sentar de lujo.
Perfecto para un viernes después del café. Después ya se irá viendo…

Me encantan estos sitios… se respira flamenco, se respira Sevilla!
Bar alternativo y cuando digo alternativo me refiero a la Macedonia de estilos de personas que ahí vas a encontrar… tanto te puedas encarar con uno de camisa y pantalón, como con uno de piratas y t-shirt!!!la mezcla de estilos no hace con que te miren mal, te sientes bien, te sientes en familia, te sientes en Sevilla!
Una cerveza y un pringá…que rico estaba y que sencillo es… no es un bar con 10 platos, 10 bocatas y 10 tapas… ahí sabes lo que hay y como es… punto!
El ambiente, ya lo he comentado, lleno y con gente de todas las formas y gustos.
Sin duda un lugar para repetir, no porque la cruz campo es diferente, no lo es, pero por el ambiente y los sentimientos que este tipo de locales te proporcionan mientras la bebes, ahí sí, la hace diferente…
Resumiendo, personalmente no fue solamente a tomar una cerveza, personalmente he vivido el espirito flamenco y sevillano que hay en este local… Y es gratis!

Naturalidad en su máxima expresión! El chiringuito es ese sitio para tomarte el primer botellín del mediodía del sábado… ¿El problema? Que probablemente te sientas tan a gusto que cuando te des cuenta, te estás tomando la primera copa de la tarde y… Bueno, ya sabes lo que sigue…
Lo dicho, un lugar con mucho encanto, un dueño con mucho arte, y unos clientes muy artistas, que a poco que te descuides pillan una guitarra y te cantan desde la mesa de al lado.
Sólo tapas para acompañar una buena cervecita… Si quieres comer, no es tu sitio. Si estás amargado… Tampoco lo es: P
Te recomiendo que: Te pases sobre las ocho de la tarde… Te paras o te paras!

El chiringuito es de esos sitios al que uno va a pegarse un buen relío. Llegas, te pides tu botellín gélido de Cruzcampo o un vinito dulce de naranja y ya está. Van llegando unos, van llegando otros y la vida pasa lentamente entre las sillas de lunares, las macetas en las paredes y los braseros en la calle (si hablamos del invierno, claro está).
Si llegas en sábado lo mismo te encuentras a Jakobo o a su padre haciendo una paellita o unas papas con choco a la vera de la puerta. Dentro te puede estar esperando el Papi para ponerte algo de muy buen rollo.
El tema es que allí todo es muy familiar. Llegan unos, llegan otros. Sacan una guitarra, cantan algo y si apuras Juanito Makandé se graba un videoclip en la puerta.
Si te entra hambre después de unas cuantas cervezas pídete un montaito de solomillo al güisky que los ponen espectaculares, pero vamos, al chiringuito no se va a comer, al chirin se va a pasar el tiempo.

Este bar se encuentra en un callejon al final de la Cuesta del Rosario. Es bastante peculiar, no solo por sus mesas de lunares y sus macetas en la pared, también porque entre su público te puedes encontrar a alguien tocando una guitarra y cantando.
No he probado ninguna tapa de las que se sirven allí, pero puedo afirmar con rotundidad que te ponen los botellines de Cruzcampo más fríos que he bebido nunca. Así da gusto tomarse una cerveza.

Al Chiringuito no se va a tapear.
Incluso se podría ir a mirar, sin beber siquiera; pero claro, esto sería trágico para los dueños.
Adoro este lugar.
Situado en una callejuela entre la Alfalfa y Cuesta del Rosario (si no lo conoces es hasta difícil dar con él) está uno de los baritos más curiosos y con más arte de Sevilla.
No se puede dejar de visitar una noche de invierno cuando tiene los braseros en la calle y la gente está sentada en los banquitos bajos y largos de madera o en los escalones de viviendas aledañas.
De pronto Chico Ocaña (un habitual del lugar) cantante de los Mártires del Compás se arranca con un cante y luego otro espontáneo le releva y así hasta que el cuerpo y las ganas aguanten.
Nunca se sabe cuándo esto va a ocurrir y esa es la magia del lugar.
Otras veces está tranquilo. Y es un bar agradable y peculiar donde tomar un vino, un moscatel, una cervecita o una copa. Yo sólo entro dentro a pedir pero el espacio es gracioso por que es estrecho y no muy grande y está lleno de fotos de cantaores, cantantes y grupos.
De los de no perdérselo, te lo aseguro.

El Chiringuito se ha hecho su espacio en los sevillanos. Metido en esa callejuela que habrá pasado inadvertida ante tantos ojos, se encuentra un rincón con mucho arte, de lo que dan fe las fotos enmarcadas en sus paredes.
Los días grandes del chiringuito son los martes, cuando invitan a unas costillitas hechas a la barbacoa, popularmente conocidas como «huesos con sal», para sentarse en sus banquitos y acompañar esos botellines fresquitos. En invierno ponen unas brasitas para calentar al personal. Y claro, entre tanto «agustito», seguro que alguien se anima a pegarse un cantecito para el deleite de los guiris que lo frecuentan. Solía ser parada habitual del Chico, ex-​vocalista –sur-​realista de la estupenda y ya legendaria banda sevillana Martires del Compás.

Cuando ando por la Alfalfa con los amigos me encanta tomarme una cerveza en El Chiringuito, un sitio original y muy tranquilo al estar en una calle apenas transitada por peatones tras la plaza de la Alfalfa.
Los precios son acojonantemente buenos, y el buen ambiente y el cante –si se encartara o encartase– están servidos. Me gusta porque es uno de esos sitios a los que vas con 10 euros y los aprovechas a tope, es complicado encontrar sitios donde te cobren la cerveza a un euro sin más.
Si quieres pasar un rato entretenido y tomar algo antes de cenar en otro local de la zona, El Chiringuito es una firme recomendación.

El chiringuito ofrece una serie de características que están mas perdidas de lo que se deberían en la ciudad, la reunión con un grupo, vino dulce, oloroso, manzanilla… En un local que acerca el flamenco a todo el mundo y que desprende verdadera afición por lo esencial de esta música, la cual no es tan fácil de disfrutar en Sevilla sin tener que pasar por el aro «guiri».
Hace no demasiado han incluido la posibilidad de consumir tapas que casi se reducen a una pequeña selección de «montaitos». No obstante, los fines de semana a medio día se ofrece paella con la consumición.
Hubo tiempos dorados en los que pasamos tremendas noches de flamenco en la calle Huelva, pequeña y oscura iluminada por el brillo de las brasas del picón que calentaba junto al vino, noches de otoño en las que era difícil irse a casa hasta que no cerraba la puerta de un local en el cual he cenado cerveza y su descarado ambiente me ha invitado a dejarme llevar cualquier noche de un día de diario.