Cuna 19 es mi óptica. Mucho tienen que cambiar las cosas para que, a estas alturas, me compre unas gafas en otro lugar que no sea este. Tienen diseños muy bonitos en todos los estilos y gustos y además son mis amigos. Uso gafas desde que era un enano, de hecho nunca me recuerdo sin ellas, solo en fotografías, por lo que son parte importante de mí y no sería capaz de acudir al primer sitio que me recomienden para comprarme unas. De pequeño, siempre me llevaban a la óptica Moderna, que nunca comprendí por qué se llamaba así cuando era arcaica y rancia como ella sola. Ya no existe, estaba situada en el local que hoy ocupa el bar Los Corales, junto a la plaza del Salvador. Allí me atendía siempre un señor muy agradable, Manolo, que era el auténtico alma del negocio. Cuando me hice mayor, me harté de las antiguedades de aquel sitio y me hice un par de gafas seguidas en Visionlab, en calle Sierpes; quedé bastante satisfecho, pero eran caras a más no poder. Además, echaba en falta un trato más cercano; me gustan los pequeños comercios en los que te conocen y saben lo que te gusta y cómo te gusta. En el transcurso de esos años, Juan Carlos, el óptico de la «Moderna»(no me resisto a ponerlo entre comillas), voló por su cuenta y abrió Cuna 19. Chico listo, se llevó con él a Manolo. Ni que decir tiene que el veterano negocio de Entrecárceles tardó dos telediarios en cerrar sus puertas. Ya teníà la óptica que buscaba. Allí me hice mis actuales gafas, hace ya unos añitos, y estoy contentísimo con ellas; aún no se han pasado de moda y están como nuevas. El local es pequeñito, pero, como os decía, tiene mucha variedad y muy buen gusto a la hora de elegir los modelos, tanto de gafas de ver como de sol. Juan Carlos y Manolo, cada uno en su estilo, el primero mucho más serio que el segundo, son excelentes personas y unos profesionales como la copa de un pino. Me fío de ellos a pies puntillas y me dan un trato que recibo en muy pocos lugares.