Colette

One of my favorite coffee shops in Sevilla. Their coffee is delicious and the vibe is very nice. Definitely a great place to catch up with a friend or read some of the magazines the owner has placed on the tables.

I stopped in this charming bakery today for a quick breakfast. I enjoyed a café con leche and half a tostada with olive oil. The coffee was the best I have had in the city so far. The espresso had a good and bold flavor. The tostada was also delicious, as it usually is in Spain. However, the staff was quite friendly and the smell of the whole restaurant was heavenly! They were baking a fresh batch of quiche and it was truly delectable. The various assortments of pastries and desserts will surely lure me back to this quaint café. The prices were reasonable as well! It is also located in an excellent location near lots of shopping and various things to look at and do. Would make a great shopping break location!

Local sucio, comida en mal estado, servicio regulero y encima caro. Mi primera y última experiencia en Colette ha sido desastrosa.
Lo peor que la comida realmente no estaba en buen estado, la chica tiró varias cosas delante mía diciéndome que no me las servia porque no estaban buenas y lo que me sirvió finalmente tampoco lo estaba. Un cero.

Uh, French as it gets and unbelievably worthy of a morning walk from anywhere nearby. The city is daunting to explore on foot but if even slightly near here, especially in the morning when it first opens, this is a must stop. Macaroons are just the beginning as the pastries and treats are out of this world. I stayed and ate café style but the plaza across the street is equally as beautiful a setting.

Pastries are good. Seems to be a French place so the croissants are delicious. Looks cool, typical patisserie. Pero coffee is in a paper cup and is just nespresso, which we have at home. In Malaga the coffee was better so I was expecting some real stuff. It’s still good! But not amazing coffee like in other places here.

Todo riquísimo y finolis. Me encantan las quiche y sus tés. Ambiente agradable y decoración cuidada. Los panes también están ricos, sus cajitas de macarons son un detalle bonito para regalar. Me gusta mucho.

Esta pastelería francesa invita a entrar nada más ver su exterior. En plena Plaza Nueva, bajo el Hotel Inglaterra, es uno de esos lugares en los que el presente se confunde con un pasado elegante y lujoso. Colette encaja perfectamente en este ambiente, con su decoración de la Belle Époque, y con ese delicioso olor a pasteles que te atrae desde que doblas la esquina.
Cuando entras, la carta y el expositor del mostrador te sorprenden aún más: pasteles, tartas, bollería, panes… y también salados, como hojaldres, quiches o croque monsieurs. Todo con una pinta maravillosa y que, cuando los pruebas, descubres que son aún mejores. «Los croissants son los mejores que habéis probado en vuestra vida», nos dice el responsable. Y, si no es así, sin duda entran al menos en el top 3. No en vano traen todos los pasteles directamente de Francia. Con la bollería, es la masa la que viene de allí, pero aquí la fermentan y cuecen.
Lo que hace que el local pierda un poco de su elegancia es que los pedidos te los ponen en una bandeja para que te los lleves a la mesa. El autoservicio y la bandejita hacen que te des cuenta de que estás en un local moderno y no en una pastelería en los Campos Elíseos en 1910.

Una pastelería «cuqui» en la que todo lo que he probado está buenísimo. Es un gustazo que este tipo de negocios cuiden su estética y no sólo sus productos, porque le dan un plus añadido. De precios, si lo comparamos con una pastelería normal, es caro, pero puedes de vez en cuando darte un caprichito con algunos de sus pastelitos, que está riquísimos. Creo que no he probado nada que me haya disgustado. Tiene la ventaja de poner al 30% de descuento sus productos del día (pan y bollería salada) si vas entre las 20:30 y las 21:00 (hora del cierre) pero no os confiéis porque en Colette no suelen quedar muchas cosas a esa hora, pero puede ser una buena ocasión para probar algún tipo de pan al que no estés acostumbrado. Te puedes sentar dentro o fuera a tomarte tu pastel y tu café, pero el sitio es muy limitado y suele haber gente siempre. A mi me gustan mucho sus pirámides de chocolate y sus tartaletas.

Le hubiera quitado una estrella sólo por servir el café en vasos de cartón (¡de cartón!) en plenos bajos del Hotel Inglaterra en la mismísima Plaza Nueva, frente al Ayuntamiento. Pero, ay, esos dulces estaban tan buenos que, venga, qué más da el cartón por ahora…
Se trata de una pastelería pequeña, muy coqueta, que trata de imitar un look parisino que consigue según dónde mires y si te dejas llevar por la embriaguez del olor y la pinta preciosa de todos los dulces, pasteles y tartas que se pueden ver en el mostrador.
En el exterior han habilitado una alfombra de césped artificial con algunas mesitas y bancos bajos (muy bajos) para quienes deseen disfrutar del entorno. Si no, en el interior también tienen para sentarse alguna que otra mesa, pero destaca especialmente por ser un sitio donde pasar a recoger los pastelillos y seguir tu camino, quizá hacia casa de algún amigo que esté preparando ya café.

Colette es el sitio perfecto para darte un capricho si te encantan los dulces con sabor francés. Esta pastelería, que abrió hace ya varios meses en los bajos del hotel Inglaterra, en Plaza Nueva, es una delicia. Tienen una amplia selección de tartaletas, dulces y pasteles, así como pan y algunos quiches y hojaldres salados. Dicen los entendidos que la masa de croissants y todo lo que tenga que ver con el hojaldre es auténticamente francés… Y digo yo, que no soy una entendida pero disfruto mucho esto de los dulces, que los buñuelos son un auténtico espectáculo. El «Tatin» (tarta de manzana caramelizada) es también muy recomendable, y las palmeras, que son algo aparentemente sencillo y «normal», están particularmente buenas. Supongo que lo mejor es dejarte llevar por la pinta de lo que hay en la vitrina y los consejos del personal, que es muy agradable. Tienen un par de mesitas dentro y otra fuera, por si quieres pararte a disfrutar allí de un dulce acompañado de un café (o colacao). El sitio es agradable, así despejado y pequeñito, pero tampoco especialmente encantador, así que la mesita exterior me parece la mejor opción si quieres detenerte a probarlo allí mismo. La única desventaja es que, como comencé diciendo, es el sitio perfecto para darte un capricho… Un capricho, porque tanta exquisitez tiene un precio, como suele ocurrir. Pero bueno, todos nos merecemos un capricho de vez en cuando, ¿no?

Me encanta este sitio. Cuando estaba en Los Remedios pasaba por su puerta pero nunca llegué a entrar, pero desde que están en Plaza Nueva, soy asiduo. No me puedo resistir a sus ‘beignets’ rellenos de chocolate, albaricoque o caramelo. Hay días que me doy el paseo hasta allí sólo para comprarme varios y sentarme en la plaza a saborearlos.

Una pastelería que nada más entrar traslada tu mente a la mismísima Francia. No sólo por su decoración y estética, sino que también lo acompañà la radio en francés e incluso las dependientas francesas también.
En Colette, tienen desde bollería y panadería hasta pastelería tradicional francesa y demás productos gourmets como salsas, chocolates, foies y demás.
Entre la bollería destacan los magníficos croissants y sus «pain au chocolat», magníficos! Tienen una amplia variedad de pan, desde la conocida baguette a panes con nueces y pasas.
Con respecto a la pastelería, destacan por su colorido los «macarrons» (que a mí, personalmente, no me hacen mucha gracia) y las mini-​tartas, donde me quedo con la magnífica tarta de limón y merengue (que, aunque está bastante buena, me gusta más la de mi madre).
Tienen 2 tiendas en Sevilla, en los Remedios y en la Plaza Nueva con horario ininterrumpido. Destacar, por último, media hora antes del cierre hacen un descuento importante en la bollería y panadería!
Animaros a probar!!!

Los fabulosos pasteles franceses de Colette que antes podíamos disfrutar en Virgen de Luján llegan ahora a pleno centro y se instalan en el corazón de la ciudad, en la Plaza Nueva. El fin de trayecto del tranvía te lleva directo a la tentación golosa francesa.
Poco puedo decir nuevo que no haya dicho ya del primer colette. Uno de los pocos sitios donde encontrar macarons en Sevilla, unos cruasanes crujientes por fuera y mantequillosos por dentro, unas mini buñuelos de chocolate impresionates y unos mini éclairs suaves y esponjosos. Todo esto y mucho más con alguna delicia salada también, como su pan de aceitunas o las delicatessen como patés.