Mal que me pese, por mis orígenes y sentimiento sevillista, he de reconocer que la reforma que le ha hecho el Real Betis a su ciudad deportiva le ha quedado genial. Nada de inflar los labios con silicona y quitarse las arruguitas con botox. Ha sido una operación estética de calidad, rollo reconstrucción facial completa. Hacía años que no iba por este lugar y mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme un señor estadio en su interior. Sigue siendo una ciudad deportiva pequeña para un club como el Real Betis, sobre todo si se compara con la cantidad de campos que tiene la de su eterno rival, el Sevilla Fútbol Club. Sin embargo, su estadio principal es bastante mejor en instalaciones y aspecto que muchos estadios de segunda división y alguno que otro de primera. Al llegar te encuentras con una una estancia dividida en dos plantas. En la primera, el césped y el estadio quedan separados del hall por una gran cristalera. La segunda acoge el acceso a la grada y la cafetería. En el bar de arriba, existe otra cristalera tan grande como la de la zona inferior y recoge una perspectiva envidiable del campo. Para que os hagáis una idea, es como si estuvieseis viendo fútbol en un palco vip, aunque eso sí, fútbol de segunda división B. Manda cojines. Es un área ideal para ver partidos cuando las condiciones climatológicas son adversas. Puedes pedirte algo en la cafetería y disfrutar de sus mesitas y taburetes altos mientras ves a futbolistas en desarrollo. La grada, sí, solo hay una, al menos renovada. Se divide a su vez en dos. La altura quizá dificulta un poco la visión correcta del campo por temas de perspectivas. Por supuesto, esta grada está techada. El resto del complejo sigue teniendo bastantes cosas que mejorar, pero oye, al menos en la zona principal han hecho un trabajo excelente.
Maria T.
Tu valoración: 4 Sevilla
Me encantaría decir que he visitado un millón de veces esta ciudad deportiva, y que he visto muchísimos entrenamientos del Betis, pero no… lamentablemente y muy a mi pesar, no es así. Creo que las veces que he ido se pueden contar con las dos manos! Y mira que me gusta… pero nadie quiere venir conmigo nunca, y a mi eso de ir sola a ver como entrena mi equipo… pues como que no me motiva demasiado. Lo peor que siempre le he visto a esta ciudad deportiva es que tenías que dar la grandisima vuelta para entrar! Y es que vas escuchando a los jugadores entrenar, gritar, dar patadas al balón, y tu corriendo, por fuera porque llegas tarde!(bueno, yo llego tarde. como siempre) Eso es algo que han arreglado últimamente abriendo la puertecita de una de las esquinas que da directamente a las gradas, y se ahorra tiempo y agonías varias, la verdad. La verdad es que ver un entrenamiento es toda una experiencia, o al menos a mi me lo parece… Ves sus estiramientos, sus carreras, y claro está, sus pachanguitas! Que los jugadores no nacen siendo fuertes y corriendo 90 minutos! Además, digo yo que tiene que dar una inyección de moral ver que va gente a verte que da gusto! A veces hay que madrugar un poquito, y siempre puede entrarte hambre. para eso también estamos preparados con una tiendecita/bar un poco cutre y cara, pero que da el avío a la perfección! Para mi, lo peor/mejor es sin duda cuando te vas a esperar ansiosamente a los jugadores para hacerte fotos con ellos y darles ánimo! Algunas veces salen por otra puerta y te dejan con todas las ganas… pero bueno, se les quiere igual!
CARMEN M.
Tu valoración: 4 Sevilla
Tuve un novio que era fan del Betis pero no de los de sofá, sino de carnet de toda la vida, de los que presumen de su equipo incluso cuando pierde y va último. Como dice su himno, «y aunque último estuviera siempre le ven campeón». Yo no soy muy futbolera pero me terminó gustando bastante cuando me llevó al Benito Villamarín. Qué ambiente, es increíble cómo la pelotita mueve esos sentimientos. Aunque no me hice del Betis me resultó fácil identificarme con esos colores. Por eso, cuando me propuso, en su momento, mi antiguo novio que fuéramos un día a la Ciudad Deportiva del Real Betis Balompié, no dije que no. De camino a Heliópolis, me explicó que es ahí donde juega el filial del Betis y donde entrenan muchas veces los mayores. Aprovechando que el Betis B jugaba con el Villanovense, un equipo también de Segunda División B(del grupo IV), y que hacía una mañana espléndida de domingo, nos decidimos a ir. Con los dos carnets que teníamos(uno prestado para la ocasión) las entradas nos costaron sólo tres euros. La única grada que hay en el campo se llenó de aficionados deseosos de ver a los chavales, a los cachorros que algún día estarán jugando en el primer equipo. Pronto noté que el ambiente es diferente que viendo un partido en el Benito Villamarín. Todo es más cercano: se oyen los gritos de los futbolistas, las quejas de los aficionados, el pitido del árbitro e incluso los golpeos de balón. También es todo algo más cutre porque no hay asientos en sentido estricto, lo que tienes es cemento donde apoyar el trasero. Todo es más simple, más noble, más pensado para disfrutar del juego en sí mismo y no estar pendiente tanto de la competición. Al fin y al cabo, son críos.