Centro Deportivo Fundición

En mi opinión demasiado caro para el servicio que dan sí vas a musculación no te matricules la sala es muy pequeña y con muy pocas máquinas.
Se nutren de las matrículas para natación. No es un buen gimnasio. Prefiero otros más familiares y de barrio
Es una piscina con una sala de musculación más que un centro deportivo que es como se denominan.

Tienen gran variedad de actividades dirigidas: zumba, cardio box, cardio pump, pilates, yoga… Los monitores son encantadores y los recepcionistas también. Las instalaciones han mejorado mucho desde la «privatización». Además hay muchas actividades dirigidas a los peques y así los padres aprovechan para hacer las suyas. La única pega es que mientras más tarde sea la clase, más gente hay, lo suyo es ir a horas tempranas.

El problema es el mismo que de todos los lugares deportivos, según la hora a la que vayas hay mucha gente o está muy tranquilo.
Si piensas apuntarte las recepcionistas te enseñan las instalaciones y tienen precio individual o familiar, como prefieras.
Lo mejor del sitio es que el 90% de los trabajadores del lugar son encantadores!

Con la (semi) privatización del centro deportivo La fundición los usuarios hemos salido ganando. Las tarifas han bajado, hay más actividades y horarios para elegir y además se puede nadar días sueltos por 5 € durante una hora.
Ahora, y hasta el 30 abril, hay una oferta para solicitar el abono familiar por 49 €.
Además, hay descuentos para familias numerosas, discapacitados y desempleados de larga duración.
Lo único que no me gusta tanto es que ahora hay que domiciliar los pagos.
Los precios subirán en julio pero mientras tanto están bastante ajustados al usuario.
Ups! No debería haber alabado tanto La Fundición, ahora se llenará. ;-)

Aunque no se me note, llevo nadando desde mi tierna adolescencia. Da miedo pensar qué aspecto tendría si no fuera así. En cualquier caso, dejando a un lado las cuestiones personales, a lo largo de mi dilatada carrera acuática, he pasado por varias piscinas climatizadas y esta es de las mejores, si no la mejor. No cuenta con extras del tipo jacuzzi o baño turco, pero al fin y al cabo los que vamos allí lo hacemos para nadar. Y para eso está realmente bien. Siempre limpia y con un cuidado mantenimiento, la única pega que cabe hacer es que en ocasiones está un tanto atestada. Pero bueno, todos tenemos derecho a creernos Michael Phelps y hay que saber compartir.
Para colmo, al ser municipal, el precio es realmente irrisorio si lo comparamos con cualquiera de las piscinas privadas de la ciudad. Merece la pena sacarse el bono aunque sólo sea para tenerlo en casa en una vitrina.
Eso sí, para conseguir plaza la primera vez hay que madrugar. Pero una vez que la tienes, la plaza es tuya a perpetuidad. Mientras pagues todos los años, claro.

Piscina limpia casi siempre, abarrotada a veces (el mediodía es buena hora) y con precios públicos. Ojalá hubiera un centro deportivo así en cada barriada, para tonificar nuestros esbeltos cuerpos.
Por todas estas razones hay que apurarse si queremos conseguir plaza. La matrícula es anual y a finales de diciembre es el momento de pegarse el madrugón.
Y allí me planté antes de las 7 de la mañana. Reencuentro con una compañera del instituto, seguido de un casi fallido esfuerzo, porque en el momento de escoger plaza y pagar me hablan de una tal prueba de nivel. Requisito obligatorio para formalizar la matrícula del baño libre. Entré, hice la prueba de nivel, me vestí a velocidad de no hacerlo bien y al salir veo la cola y pienso que si oso a hacerla, pierdo mi querida plaza. Terminé desayunando con un desconocido que me hizo el favor de matricularse junto a mí, qué fino. No volvimos a vernos. Qué pena.

Si eres uno de los afortunados que llega a completar toda la odisea para inscribirse en la piscina, podrás disfrutar de baños durante todo el año. Para mí fue una auténtica aventura entrar a formar parte del grupo de inscritos, pero finalmente lo conseguí. Existen dos modalidades a través de las cuales inscribirte, ambas igual de solicitadas, el baño libre o cursos.
Me citaron a las 9 de la mañana un veintitantos de Diciembre, pero me advirtieron que debía ir a eso de las 7 de la mañana si quería tener opciones. Bajo la lluvia y el frio esperé mi turno (hasta las 10) y por fin me pude matricular, pero ahí no acababa la broma, ya que te exigen volver otro día a hacer la prueba «de natación».
No hay quizás otro sitio mejor para relajarse después de un duro día…eso sí, ojo con las horas en las que se va, ya que hay momentos en los que en vez de un momento de relax se puede convertir en un momento de estrés.